sábado, 17 de julio de 2021

Recuento semestral sobre el ambiente – Parte I

El Colegio La Casa de Cartón sintetiza en los ejes transversales de ciudadanía democrática y consciencia ecológica, la filosofía y la pedagogía que alientan la educación en actitudes positivas y los valores de solidaridad, búsqueda de verdad, libertad y creatividad.

 

En muchos artículos y publicaciones de la revista del colegio y en este blog, se ha optado por hablar de “Ciudadanía Ecológica” como expresión que engloba la formación integral que se le brinda a los estudiantes, familiares y equipo docente que participan de la propuesta escolarizada de La Casa de Cartón.


 

Para continuar promoviendo la consciencia y preservación del ambiente vital donde vivimos y extender al cuidado planetario los deberes, derechos y libertades que nos ofrece convertirnos en ciudadanos democráticos, revisaremos en este artículo las fechas más importantes sobre el ambiente que las Naciones Unidas celebran como días mundiales.  

 

Los días mundiales considerados para promover mayor consciencia y acciones de cuidado ambiental en los primeros seis meses del año fueron:

 

El Día Mundial por la Reducción de las Emisiones de CO2 o de la Acción frente al Calentamiento Terrestre, el 28 de enero (1).

 

En febrero, el 10, se realzó la importancia de las legumbres en la dieta humana. Según la FAO, Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, las legumbres son cultivos esenciales por su alto contenido de proteínas, que pueden remplazar la carne y los lácteos en regiones donde no son económicamente accesibles o por opción vegetariana. El bajo nivel de grasas y su elevada cantidad de fibra pueden reducir el colesterol negativo, al tiempo que regulan el azúcar en la sangre. Las legumbres más conocidas y utilizadas son: los frejoles secos, las habas, las lentejas, las arvejas, los garbanzos y los pallares. Las legumbres son secas. Si fueran los mismos productos vegetales verdes o frescos, se les llamaría hortalizas.

 

 

En marzo se celebran varios Días Internacionales: de la Vida Silvestre el 3, de los Bosques el 21, del Agua el 22 y el Día Meteorológico Mundial el 23.

 

La vida silvestre, los bosques y el agua son aspectos fundamentales de lo que llamamos “naturaleza” o medio ambiente. Los Pantanos o Humedales de Villa son un refugio de vida silvestre por excelencia. Aves migratorias y residentes de todos los confines de América se dan cita en este lugar para alimentarse, reproducirse y descansar en sus interminables viajes por el continente. Los pantanos no son bosques, son humedales.

 


Los bosques, más bien, se caracterizan por la cantidad de árboles o arbustos que contienen. Son albergues de biodiversidad, alimentos, medicinas naturales, culturas ancestrales y regulan el clima. De acuerdo al Ministerio del Ambiente, MINAM, el Perú tiene 42 tipos de bosques: 9 en la costa, 4 en la sierra y 20 en la selva. A nivel mundial, el 30 % de la superficie terrestre está conformada por bosques (4 mil millones de hectáreas, aproximadamente). Su distribución es sumamente irregular: 25 países concentran el 82 % del total de áreas boscosas, siendo 7 los que poseen el 60 % del ese porcentaje. El resto, el 18 % de bosques planetarios, se encuentra diseminado entre 170 países. Madera aserrada, pulpa, papel y cartón son de los productos que motivan las mayores deforestaciones en el mundo. Sudamérica y África presentan los mayores niveles de deforestación mundial. El cambio climático está directamente relacionado a la pérdida de bosques y al diferente uso de áreas que antes eran boscosas.

 

Sobre el agua, elemento imprescindible para la vida y que compone el 70 % de la superficie terrestre, así como el 60 % del cuerpo humano, el 70 % del cerebro, el 80 % de la sangre y el 90 % de los pulmones, se dedicará un artículo completo por su importancia decisiva en toda forma viviente.

 

El Día Internacional de la Tierra (22 de abril), lo comentamos en dos artículos de este blog (2).

 

En mayo, los esfuerzos de las Naciones Unidas, especialmente del Programa para el Medio Ambiente (PNUMA o UNEP), se centraron en especies sometidas a fuerte explotación y con amenaza de extinción: el atún, las aves migratorias y las abejas.   

 

El atún es un pez altamente valorado por su valor nutricional y por ser la base de la economía y fuente de trabajo en 96 de los cerca de 200 países existentes. La idea es llegar mancomunadamente a normas internacionales para explotarlo de manera sostenible, cuidando los ecosistemas donde viven y a la especie como tal, dada la excesiva cantidad de flotas marítimas a nivel mundial, prestas a depredarlo. 

 

Las aves migratorias actúan como indicadores de la salud de los ecosistemas donde anidan, de la diversidad biológica que contienen dichos ecosistemas y del nivel de afectación por el cambio climático que sufren. Por eso se celebra el Día Mundial de las Aves Migratorias dos veces al año (en mayo y octubre), para enfatizar la necesidad de conservar a las diferentes especies de aves y a sus hábitats mediante acuerdos internacionales que lo promuevan. En el colegio se han realizado avistamientos de aves bajo la conducción de madres de familia integrantes de Bird Watch y en coordinación con el Servicio Nacional de Áreas Naturales protegidas por el Estado (SERNANP), que es la entidad que cuida el refugio de vida silvestre Los Pantanos de Villa.  

 

 

Las abejas, homenajeadas por la humanidad los 20 de mayo de cada año, son la clave de la polinización de las plantas. La polinización consiste en llevar el polen del estambre (órgano floral masculino) al estigma del pistilo (órgano floral femenino), para que se produzca la fecundación de óvulos de la flor y la germinación de semillas y frutos. Las abejas, en particular, junto con otros polinizadores como los abejorros y avispas, las mariposas y polillas, las moscas y moscardones, los colibríes y algunos tipos de murciélagos, se encuentran amenazados por la actividad humana y precisan de protección.

 

 El destacado papel como polinizadores que presentan las abejas se puede comprender mejor si consideramos que los ecosistemas y la biodiversidad que contienen, necesitan que la vida vegetal que albergan se reproduzca. El 90 % de las plantas con flores, el 75 % de los cultivos alimentarios del mundo y el 35 % de las tierras agrícolas, dependen de la polinización. Se protege a las abejar y a los demás polinizadores porque contribuyen de manera significativa a la solución del suministro de alimentos en el mundo y pueden ser decisivos para acabar con el hambre de las poblaciones más vulnerables (3).

 


En el próximo artículo continuaremos revisando los aspectos cruciales de estas campañas para preservar todas las formas de vida y los ecosistemas que las hacen posibles. Hasta pronto.

 

Referencias:

(1)    Ver el artículo del blog del Colegio La Casa de Cartón, del 31 de enero del 2021.

(2)    Ver los artículos de este blog del 29 de abril del 2021 y del 25 de abril del 2020.

(3)    En los artículos del 11 de junio y del 23 de julio del 2019, publicados en este blog, se amplía la información sobre las abejas.

jueves, 8 de julio de 2021

Espacio, movimiento y contacto

En el artículo anterior, vimos que la niñez es la población más afectada psicológicamente por la pandemia, especialmente la primera y segunda infancia.

 

La primera infancia, según revisamos, se corresponde con el periodo pre operacional (2 a 7 años aproximadamente) y la segunda infancia con la etapa de las operaciones concretas (7 a 12 años aprox.). Ambos estadios del desarrollo fueron definidos por Piaget, investigador y creador de la Psicología Genética y de la Pedagogía Constructivista. El Primer Ciclo del Colegio La Casa de Cartón atiende a las niñas y niños de la primera infancia y el Segundo Ciclo a los estudiantes de la segunda infancia.

 

Las limitaciones de acceso a espacios abiertos, donde las niñas y niños pueden moverse en libertad y entrar en contacto con otros chicos y chicas de su edad o con adultos, se han configurado como el elemento más nocivo de esta pandemia para este grupo etario.

 


Las posibilidades de afirmar el lenguaje y ampliar su vocabulario, integrarse en la escuela, desarrollar niveles básicos de empatía y ampliar el proceso de socialización contrarrestando el pensamiento egocéntrico son funciones que la escuela desarrolla. De igual manera, el colegio afirma su seguridad y confianza básicas, permitiendo conocer y empezar a entender el mundo, y observar roles para desplegar su propia identidad. Ser capaz de utilizar categorías elementales para clasificar los objetos y aspectos sencillos de la realidad, así como empezar a diferenciar relaciones de causalidad y operatividad lógico matemática, se ven obstaculizados al no poder asistir físicamente al colegio y relacionarse con compañeros de su misma edad.

 

Las limitaciones que la pandemia impone para asistir al colegio impactan sobre todo en las experiencias de aprendizaje en torno al movimiento y la variedad de percepciones que generan las vivencias físicas, con personas, ambientes y objetos concretos. Las restricciones en el contacto entre personas, pueden interferir en el desarrollo del lenguaje, la socialización y las experiencias emocionales que son el soporte de la seguridad personal, la autonomía y la autoestima.

 


Las clases virtuales, a cargo del equipo del colegio, y el apoyo más exigente que nunca, tanto de la escuela como de los hogares de nuestros pequeños estudiantes, está permitiendo cubrir un amplio espectro de necesidades, que trae consigo el cambio en nuestra forma de vida, dada la epidemia mundial. Pero es preciso enfatizar en los dos aspectos más urgentes que atender en este nuevo contexto pandémico: uno, la necesidad de espacio y movimiento, y dos, la importancia del contacto físico entre personas. 

 

Las familias tendrían que buscar acceso a un jardín, patio o parque donde sus hijos e hijas puedan correr, saltar, subir a los juegos (que preferentemente los tenga), columpiarse y moverse de todas las formas que el cuerpo les permita, para desarrollarlo, fortalecerlo y sentirlo, asimilando sus posibilidades y limitaciones.

 


Ahora que cada vez más personas están vacunadas, se podría buscar a quienes sean tan cuidadosos como nosotros y que tengan hijos de la edad de los nuestros, para contactarlos y que sean ellos con quienes jueguen y compartan en los espacios abiertos. Es en la familia, donde encontraremos, por ahora, a las personas más cercanas que pueden prodigar el contacto físico que los chicos y chicas del Primer Ciclo requieren. Abrazos, besos, dadas de mano y cariño en general son responsabilidad fundamental del entorno social directo y cercano de cada niña o niño.

 

Con los amiguitos con los que nuestros niños y niñas jueguen en lugares abiertos, se les puede orientar para que aprendan un nuevo código de relación entre ellos: guiñarse los ojos, darse besos volados o hacerse gestos con las manos simulando abrazos, pero nada de contacto físico directo por ahora.

 

De una forma ingeniosa, veamos de prodigar actividades en espacios abiertos, con libertad de movimiento y contacto indirecto con otras niñas o niños para nuestros hijos e hijas, obviamente tomando todos los cuidados sanitarios y medidas preventivas del caso. La salud integral de nuestros niños y niñas lo agradecerá. Hasta pronto