martes, 30 de enero de 2024

Con sumo cuidado revisemos nuestro consumo

Hemos empezado un nuevo año. Está finalizando el mes de enero y quisiéramos aprovechar la ocasión para hacer un recuento de cómo nos fue en diciembre del 2023 y cómo nos va hoy, aquí y ahora.

Resulta alucinante observar la forma desmedida en que se incrementa la fiebre de consumo en diciembre de cada año. La mayoría de países de Occidente, con distintas expresiones del cristianismo (católicos, evangélicos, anglicanos, calvinistas, ortodoxos y demás vertientes o cultos), celebran o recuerdan la Navidad. Se conmemora el nacimiento de Jesús, un carpintero humilde que aprendió su oficio de otro carpintero, que vivió entre pescadores y gentes sencillas, y que es considerado Dios por el cristianismo.  



Para recordar este evento se promueven reuniones familiares y actividades religiosas que han ido convirtiéndose en fiestas de consumo alentadas por los comerciantes. Regalos de toda índole, ropas, comidas y bebidas en abundancia, árboles navideños ultra decorados hasta con nieve –a pesar de ser verano en nuestras latitudes latinoamericanas-, para rendir homenaje al Hijo de Dios. Más que una fiesta espiritual, se desencadena todo el materialismo consumista de nuestra sociedad neoliberal.



Desde que termina el Halloween en octubre, los centros comerciales, los supermercados y las tiendas empiezan a adornar sus establecimientos con motivos navideños para alentar las compras de los ciudadanos. Todo diciembre resulta casi imposible transitar por las ciudades. Todo el mundo está en las calles adquiriendo las ofertas, los regalos y adornos que la publicidad nos vende por todos los medios de comunicación existentes. Todo gira en torno al consumo.


 


Para personas que hemos optado consciente, libre y soberanamente por la solidaridad, por la libertad, por la búsqueda de las verdades y por la creatividad, este festín del consumo puede resultar hiriente u ofensivo. ¿Cómo evaluamos nuestro comportamiento en estas fechas? ¿Somos coherentes con nuestras ideas de una sociedad más democrática, justa y un mundo ecológicamente viable? En la navidad del 2023, ¿caímos en la ilusión de que cuanto más cosas tengamos o podamos adquirir, más felices seremos? ¿Creemos que lo externo puede llenar nuestros vacíos internos?

Necesitamos trabajo e ingresos dignos que nos permitan acceder a lo necesario para una vida de calidad y eso se lo deseamos a cada uno de los habitantes del planeta. Podemos incluso, sumarnos a las celebraciones de fin de año y hacer algo especial con nuestras familias con ese motivo. Pero, ¿hemos sido parte de los excesos que nos impone el “modo navidad” o el súper consumo fin de año?



Consideremos que tan solo una semana después de las fiestas navideñas, se celebra el fin de año. Desde el 26 de diciembre, con tan solo un día de pausa –el 25 que es feriado-, vuelve a comenzar el flujo desbordante de hordas humanas en busca de avituallamiento para organizar el baile, la reunión familiar o amical, el campamento, el viaje o lo que fuere que cada quien prefigure como forma de pasar el año nuevo. Otra vez, consumo por doquier. El fin de año, junto a la Navidad, el Día de los Enamorados o san Valentín, las Fiestas Patrias de mediados de año y Halloween (con más fuerza que el Día de la Canción Criolla), se han convertido en íconos comerciales en los que las personas “necesitan” gastar comprando y, felices ellos, los vendedores, vender.



Podemos evaluar hoy, dándonos una breve pausa para pensar con honestidad, si las mejoras que nos propusimos al finalizar diciembre e iniciarse el 2024, están avanzando. ¿Qué aspectos personales, familiares, educativos, culturales, sociales y/o laborales  podríamos considerar para potenciar o desarrollar mejor nuestro ser humanos en el mundo de hoy en día? ¿En qué porcentaje caímos en la locura colectiva de las compras, aun endeudándonos para cumplir con nuestros “compromisos”?

Hagamos hoy una sincera revisión de nuestro comportamiento festivo y de nuestras prioridades para este año a la luz de los valores del Ideario. Que el año 2024 les sea propicio.

Fuerte abrazo y hasta pronto.

 

 

                                                                                             Carlos Ureña

                                                                                 Integrante de EDUCALTER