domingo, 31 de enero de 2021

Día Mundial de la Acción frente al Calentamiento Terrestre

Año tras año, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) impulsa la celebración de ciertas fechas para que la Humanidad recuerde su importancia y para que los que toman las decisiones en asuntos de interés mundial, incorporen políticas coherentes con las exigencias que demanda el planeta y la vida en mancomunidad.

La ONU ha instaurado, en consenso con los casi 200 países que la integran, fechas de reflexión-acción sobre el medio ambiente como un instrumento poderoso de promoción sobre temas urgentes de ser atendidos por los Estados Miembros. Los días, semanas, años y décadas mundiales fueron adoptados para sensibilizar e informar a la población y para movilizar a los gobiernos en relación a la voluntad política y recursos para atender asuntos relevantes a nivel internacional. Estas iniciativas suelen ser alentadas por las organizaciones y oficinas especializadas del Sistema de las Naciones Unidas (SNU), pero también las asumen los actores sociales de cada país (gobernantes, autoridades regionales y locales, sociedad civil, sector público y privado, escuelas y universidades), quienes tienen la oportunidad de realizar actividades relacionadas con la temática de la fecha celebratoria y promoverlas en su comunidad nacional, regional o local (1).

El 28 de enero se conmemoró el Día Mundial de la Acción frente al Calentamiento Terrestre. También se le conoce como el Día de la Reducción de las emisiones de Dióxido de Carbono (CO2).  La Organización Meteorológica Mundial (OMM) y las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), son los dos organismos de la ONU que impulsan esta conmemoración. Un equipo de científicos de ambas organizaciones del Sistema de NNUU (SNU), crearon el Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) que aporta información científica en la discusión de este grave problema que afronta la humanidad.

En el 2014, el equipo de científicos del IPCC publicó el Quinto Informe de Evaluación, cuya conclusión categórica fue: El cambio climático es real y las actividades humanas son sus principales causantes.  

Si bien los gases de efecto invernadero (GEI) se producen naturalmente y son esenciales para vida de todas las especies del planeta, ya que impiden que parte del calor solar se difumine hacia el espacio haciendo habitable la Tierra, los últimos dos siglos han causado un desequilibrio enorme en la cantidad de emisiones de GEI. El proceso generado por la inventiva humana y la fabricación de máquinas, que empezó en 1760 con el motor a vapor en Inglaterra y que se intensificó con la creación del motor a gasolina en 1876, dio lugar a la industrialización generalizada de la producción de bienes y servicios, a la deforestación de las reservas de bosques, a la agricultura y ganadería a gran escala, con el subsecuente incremento de GEI en la atmósfera. El aumento de población y la búsqueda de mejorar la calidad de vida, con la agudización del consumismo y de la actividad fabril, acrecientan el lanzamiento de tóxicos contaminantes que llevan al calentamiento global. 

El dióxido de carbono (antes denominado anhídrido carbónico), es uno de los gases de efecto invernadero (GEI) con mayor impacto en la atmósfera planetaria. El incremento de las actividades industriales y la masificación del transporte, especialmente en las últimas décadas, han aumentado las emisiones de este gas, causando un efecto contaminante perjudicial que, junto con los demás gases de efecto invernadero (metano-CH4, óxido nitroso-N2O y ozono-O3), están provocando el cambio climático.

El cambio climático y el efecto invernadero aluden al calentamiento global, es decir, a la presencia de mayores y más intensas temperaturas en nuestro planeta. El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), señala que las emisiones de gases nocivos provocadas por los humanos, en especial el dióxido de carbono, alteran el equilibrio atmosférico provocando climas más extremos y fenómenos colaterales perjudiciales. Las temperaturas muy altas en verano, el frío extremo en invierno y una serie de lluvias torrenciales, sequías, inundaciones y deshielos de las últimas décadas, en lugares donde esto no ocurría, serían las evidencias de las alteraciones suscitadas por el aumento dramático de CO2 y los demás GEIs, que generan cambios perjudiciales para el ambiente y la vida de todas las especies, amenazando gravemente la nuestra, por supuesto (2).

Frente a los impactos directos e irremediables del calentamiento terrestre en la agricultura, la generación de energía y el desarrollo humano, entre otros, la instauración de un Día Mundial que nos recuerde las alteraciones causadas por el dióxido de carbono en la temperatura planetaria, además de lo ya mencionado respecto a sensibilización, toma de consciencia ciudadana y toma de decisiones que favorezcan el cuidado de La Tierra, busca impulsar políticas concretas y acuerdos internacionales de reducción de emisiones de gases nocivos y de efecto invernadero. Estas políticas y acuerdos pueden dar lugar a inversiones en investigación y aplicación de fuentes renovables de energía, la promoción del uso de combustibles y modos de producción limpios, mejoras en los procesos de combustión, así como modificaciones en los hábitos de consumo y reciclaje mediante la educación ambiental.

Según el Ministerio del Ambiente de Perú (MINAM) y OXFAM, en sus reportes sobre la COP 20, afirman que el Perú jugó un rol destacado en la preparación de la Conferencia sobre el Medio Ambiente que llevaría a importantes acuerdos internacionales en París, al año siguiente de realizada la conferencia en Perú. En el 2015, 196 naciones firman el Acuerdo de París donde se establece la perentoria disminución de gases de efecto invernadero y la búsqueda activa y financiada de soluciones ante el cambio climático y el calentamiento global del planeta, mediante la asunción del desarrollo sostenible como política general de los países firmantes. La idea de ese acuerdo era y sigue siendo, mantener por debajo de los 2°C (dos grados centígrados) el aumento de la temperatura terrestre. Este acuerdo se firmó gracias al auspicio y convocatoria de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) (3).

Si bien la responsabilidad mayor del problema del calentamiento terrestre recae sobre los países industrializados, así como de los consorcios empresariales y los gobernantes de las potencias industriales, dado que el tema nos involucra a todos, países ricos y pobres, todas las naciones del mundo se encuentran comprometidas. Igual ocurre con cada uno de nosotros: todos podemos contribuir a la reducción de las emisiones de CO2.

El Sistema de las Naciones Unidas y prácticamente todas las organizaciones que se dedican a promover medidas de acción frente al calentamiento terrestre, afirman que “todos podemos contribuir en la reducción de las emisiones de CO2”. Que las empresas, instituciones y ciudadanos de todos los países del mundo pueden:

·         Apoyar la eficiencia energética y el uso de renovables (disminuyendo el consumo de energía, apagando equipos e instalaciones eléctricas que no se estén usando; empleando focos ahorradores, por ejemplo).

·         Desplazarse de forma sostenible (caminar, usar bicicleta, skate y patineta o scooter, para distancias cortas; no viajar solo en auto sino compartir con no más de tres por la pandemia, para distancias largas).

·   Conservar y mejorar los sumideros de carbono que son los bosques y océanos (no botar basura si se va al campo, a la playa o en cualquier lugar inapropiado; evitar fogatas con materiales tóxicos; utilizar las estaciones de reciclaje que muchos distritos han implementado).

·   Y aplicar las tres erres: reducir el consumo, reutilizar para maximizar la vida útil y reciclar para aprovechar como insumo los desechos (www.un.org).  En esto de las 3Rs o reciclaje, en el colegio se ha desarrollado una vasta experiencia, que muchas familias aplican en casa.

·  Comprender, analizar y evaluar en asamblea de familia el tipo de consumo que realizamos: si es responsable o compulsivo, si lo que se adquiere es necesario o superfluo, si el proveedor se maneja de forma sostenible o no, determinar el impacto ambiental de los productos que consumimos (huella hídrica y de carbono), el grave problema de los plásticos de un solo uso, etc.  (4).

·   En la web de Geoinnova son muy enfáticos en el ahorro del agua: acortar duchas, cerrar el caño al jabonarse, reutilizar al máximo el agua, evitar goteras, fugas y filtraciones de agua en los baños y en cualquier cañería o caño de la casa, …

Sigamos en los esfuerzos de contrarrestar los efectos negativos del cambio climático y seamos apoyo y fuerza frente acciones positivas, particulares o institucionales, frente al calentamiento terrestre.


(1)    https://www.un.org/es/observances

En la página web de Naciones Unidas el lector encontrará la relación completa de los Días, Semanas, Años y Décadas Internacionales, así como las referencias puntuales sobre la fecha que se está comentando.

(2)    En las páginas del Grupo o Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), así como en la web de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC).

https://www.ipcc.ch/

https://unfccc.int/es

(3)    Se recomienda revisar las páginas web del Ministerio del Ambiente de Perú y las de la Fundación OXFAM, sobre el tema.

https://www.minam.gob.pe

https://peru.oxfam.org/qui%C3%A9nes-somos/organizaci%C3%B3n

 

lunes, 18 de enero de 2021

Aceptar la vida tal cual es

Todos los años, entre la noche del 31 de diciembre y el amanecer del primero de enero, la mayor parte de la humanidad celebra el advenimiento del Año Nuevo con fiestas, reuniones familiares y castillos de fuegos artificiales como forma de recibir lo incierto. Es una costumbre ancestral para desprenderse de lo viejo y dar paso a las novedades que traerá el futuro próximo. Es una renovación de buenos deseos, reafirmación de la esperanza u olvido de la desesperanza, dependiendo del sector social y expectativas pertenecientes a los grupos que celebran. Es como poner en “pausa” lo malo y lo feo, para ilusionarse solo con lo bueno que podría llegar con el porvenir del año que comienza.

Algunos celebran con rituales exóticos la fiesta de fin de año: comen 12 uvas debajo de una mesa para que no les falte comida todos los meses, dan una vuelta a la manzana con una mochila o maleta para que se les cumpla el deseo de viajar ese año que se inicia, lo reciben con la pareja o los seres queridos para que se afirmen los vínculos de unión con aquellos a quienes se ama y así por el estilo. Son una especie de rituales mágicos que pretenden darle el cauce anhelado a los 365 días de incertidumbre que empiezan la noche del último día de diciembre.

Esta tradicional costumbre ritual se inició en la Antigua Roma (753 a.C - 476 d.C), según la información de internet. El año nuevo comenzaba el primer día de marzo, según el calendario romano, día en que los cónsules de Roma asumían el gobierno. Julio César, en el año 46 a. C. creó el calendario juliano e instauró el primero de enero como el día de Jano (january es enero en inglés). Jano tiene dos caras, una que mira hacia atrás, al pasado, y otra que mira adelante, hacia el futuro. El calendario juliano fue ajustado y reajustado en sucesivas oportunidades hasta que, finalmente, el papa Gregorio XIII, en 1582, hizo las modificaciones que dieron origen al calendario gregoriano que hoy nos rige, sobre la base del anterior.

Desde épocas tan atávicas, muchos pueblos celebran el Año Nuevo y desde el siglo XX, en que la cultura occidental se globaliza, esta fecha ha cobrado un realce significativo, siendo hoy uno de los festejos más importantes del calendario anual.

Feliz año, expresan los celebrantes, amigos y familiares. Nos deseamos prosperidad, felicidad, éxitos, salud y bienestar. De distintas maneras, con variantes culturales y con diferentes recursos, en casi todas las grandes ciudades y en muchas de las pequeñas de todo el orbe, se celebra el año nuevo.

Este final del 2020 e inicio del 2021 los festejos fueron diferentes. Hubo un fuerte y sentido énfasis en despachar al año viejo por todas las desgracias que supuso en la vida de millones. La existencia es un continuo acontecer de hechos positivos y negativos, de alegrías y tristezas, de cosas bellas y feas, eso lo sabemos y lo experimentamos directamente en lo cotidiano. Por poner solo un ejemplo: ¿No es posible acaso haber vivido el nacimiento de un ser querido el mismo día que otro falleció?

Así de controvertido fue el 2020. Nos puso cara a cara ante lo espantosa que puede ser la vida cuando nos toca experimentar una desgracia colectiva. No es la primera vez que ocurre, pero es la primera en que el mundo está intercomunicado como lo está ahora y nos enteramos en segundos de lo que pasa en todo el mundo. Pero a pesar de todo lo negativo y cuesta arriba, la crisis sanitaria y económica permitió valorar y recuperar espacios y aspectos muy positivos.

El medio ambiente agradeció la disminución de la actividad “productiva” humana, tanto de las fábricas como de las actividades extractivas y del transporte. Las familias se vieron en ambiente obligatoriamente hogareño y tuvieron que afrontar este reto. Todo cambió. Nuestro estilo de vida está mutando al igual que las cepas del coronavirus. La “nueva normalidad” nos exige aceptar la vida tal cual es: con cosas buenas y no tan buenas, con sumo cuidado y respeto consciente de cada acto que realizamos, apreciando cada segundo, viviendo óptimamente el día de hoy como si fuera el último o el primero del resto de nuestra existencia.

Es por esta razón que nos permitimos citar el mensaje de la psicóloga argentina, Mirta Medici, quien nos dice sobre este año que comienza:

"No te deseo un año maravilloso donde todo sea bueno. Ése es un pensamiento mágico, infantil, utópico. Te deseo que te animes a mirarte, y que te ames como eres. Que tengas el suficiente amor propio para pelear muchas batallas, y la humildad para saber que hay batallas imposibles de ganar por las que no vale la pena luchar. Te deseo que puedas aceptar que hay realidades que son inmodificables, y que hay otras, que, si corres del lugar de la queja, podrás cambiar.  Que no te permitas los "no puedo" y que reconozcas los "no quiero". 

Te deseo que escuches tu verdad, y que la digas, con plena conciencia de que es solo tu verdad, no la del otro. Que te expongas a lo que temes, porque es la única manera de vencer el miedo. Que aprendas a tolerar las "manchas negras" del otro, porque también tienes las tuyas, y eso anula la posibilidad de reclamo. Que no te condenes por equivocarte; no eres todopoderoso. Que crezcas, hasta donde y cuando quieras. 

No te deseo que el 2021 te traiga felicidad. Te deseo que logres ser feliz, sea cual sea la realidad que te toque vivir. Que la felicidad sea el camino, no la meta...”.

En el mismo sentido y para ayudarnos a sobrellevar de la mejor manera posible, quisiéramos compartir con ustedes una bella plegaria hebrea, llena de sabiduría y esperanza, aun aceptando la vida tal cual es y sabiendo que volvemos a vivir un incremento de la pandemia desde este primer mes del año 2021. Dice así:

“Que tus despertares te despierten. Y que, al despertarte, el día que comienza te entusiasme. Y que jamás se transformen en rutinarios los rayos del sol que se filtran por tu ventana en cada nuevo amanecer.

Y que tengas la lucidez de concentrarte y de rescatar lo más positivo de cada persona que se cruza en tu camino. Y que no te olvides de saborear la comida, detenidamente, aunque solo sea pan y agua.

Y de encontrar algún momento en el día, aunque sea corto y breve, para elevar tu mirada hacia lo alto y agradecer por el milagro de la salud, ese misterioso y fantástico equilibrio interno. Y que logres expresar el amor que sientes por tus seres queridos.

Y que tus abrazos, abracen. Y que tus besos, besen.

Y que los atardeceres no dejen de sorprenderte, y que nunca dejes de maravillarte. Y que llegues con satisfacción al anochecer por la tarea realizada durante el día. Y que tu sueño sea calmo, reparador y sin sobresaltos.

Y que no confundas tu trabajo con la vida, ni tampoco el valor de las cosas con su precio. Y que no te creas más que nadie porque solo los ignorantes desconocen que no somos más que polvo y ceniza. 

Y que no te olvides, ni por un instante que cada segundo de la vida es un regalo, un obsequio y que, si fuéramos realmente valientes, bailaríamos y cantaríamos de alegría al tomar conciencia de ello, como un pequeñísimo homenaje al misterio de la vida que nos abraza y nos bendice“ 

                                                      (Autor anónimo de la Tradición Hebrea).   

Este año que se inicia, nos exige cambios profundos en la manera de ser, sentir y actuar; cambios físicos, psicológicos de tipo cognitivo y socio emocional, así como cambios existenciales en términos de apreciar la vida y al planeta que la sostiene, con otros ojos. Renovemos nuestros valores y principios espirituales para ser, más que para tener; para vivir una vida plena compartiendo con los demás más que una vida en carrera por elementos cuyo consumo nos lleva hacia la destrucción del planeta. Afirmemos lo mejor de la Humanidad hoy, un día a la vez y para siempre.


sábado, 9 de enero de 2021

Cómo afrontar el miedo y la desconfianza que genera la pandemia

En el artículo anterior, revisamos someramente algunos cambios importantes que se vienen instalando en la mentalidad de las personas, ocasionados por la pandemia. El temor al contagio y a contagiar, con el subsecuente miedo a morir o causar daño a personas cercanas y queridas que conlleva el COVID-19, sería la perturbación que afecta con mayor intensidad la psicología de las personas en esta época de cambios por la emergencia sanitaria (1).

El miedo, una de las emociones básicas de los seres humanos, que puede llegar a ser una fobia si es exagerado, tiene diferentes niveles de intensidad. Nace de un temor o profundo respeto ante una amenaza real o fantaseada, puede incrementarse hasta hacer titubear o lentificar las reacciones de las personas con miedo, o puede manifestarse exageradamente con pánico o terror paralizando o provocando una huida desesperada, cuasi paranoica o propiamente fóbica. Los diferentes grados del miedo también se expresan en sentido inverso mediante la contra fobia, es decir, atacando y mostrando agresividad hacia el elemento amenazante o siendo indiferentes ante aquello que genera temores.

Las personas vienen reaccionando con una variada gama de respuestas ante la adversidad o peligro real que representa el SARS-COV-2 o COVID-19. Por un lado, están aquellos que se cuidan, los fóbicos digamos, y, por el otro, aquellos que se descuidan, los contra fóbicos, por así decir. Los que se cuidan pueden ser desde muy previsores, tanto que parecen seres del futuro, con una especie de escafandra tipo sobre todo, que les cubre desde la cabeza a los pies, mascarilla y protector facial, hasta personas que se cuidan lo suficiente y evitan el contagio al cumplir las recomendaciones de los especialistas en salud (mascarilla y protector facial, higiene permanente de manos, distancia social, ventilación de ambientes y evitar reuniones y zonas concurridas). Los que se descuidan o contra fóbicos, se bajan la mascarilla haciéndola protectora de papada y no de boca y nariz, llevan el protector facial en la mano sin usarlo o con la mica levantada, no les importa participar de conglomeraciones, colas sin distancia mínima o, ya en el peor de los casos, asistir a discotecas infestadas de personas o moverse en una especie de procesión multitudinaria en Polvos Azules, el Mercado Central o en Mesa Redonda por las fiestas de fin de año, tal como hemos visto en la tele. 

El miedo genera inseguridad y desconfianza, lo que desgasta mucho a las personas. Encima, es preferible no mostrar afectuosidad. Ya no es época de abrazos ni de besos. Todos sabemos que el amor es el antídoto a la desconfianza y la inseguridad y, justo ahora, no es prudente expresarlos porque podríamos contagiarnos, incluso entre familiares. Esta inhibición en la expresividad afectiva es uno de los cambios más devastadores de esta época de cambios a los que debemos adaptarnos, nos guste o no.

Entre estas dos modalidades extremas de reacción ante el peligro de contagio y la desconfianza en los demás (posibles portadores del virus), que va por un lado, desde la fobia que puede desencadenar en obsesión y compulsión por la higiene, hasta la negligencia irresponsable  y la soberbia del “a mí no me pasa nada”, que está detrás de la contra fobia, por el otro; se encuentran las respuestas saludables, en un término medio sereno y sensato de prevención y acatamiento de las medidas sanitarias recomendadas por los expertos en salud.

 La fatiga estaba haciendo decaer algunas de las medidas preventivas o provocando la ilusión de “ya pasó”, … “volvemos a la normalidad”, pero el conocimiento público (recién en diciembre 2020) de una nueva variante o cepa del coronavirus (aparecida tres meses antes en el sureste de Inglaterra), ha recrudecido los más arraigados temores en la población mundial. El caso del Reino Unido así lo demuestra (2). Por otro lado, ya está comprobado que las personas que tuvieron el Covid 19, luego de un período de tres meses aproximadamente, se pueden volver a infectar, así que nadie parece escaparse de esa prevención continua que es prudente y solidaria para con los demás

Entonces, ¿Cómo afrontamos esta segunda ola de la pandemia que viene atacando a la humanidad? ¿Qué hacemos con el miedo, la inseguridad y la desconfianza que ocasiona este virus mutante que se vuelve más infeccioso y que desbarata las defensas que nuestro organismo elabora?

Con muchísima filosofía, sería la primera sugerencia. Las fechas de fin de año representan para un vasto sector de personas, la oportunidad de hacer un balance entre logros y retos, así como de proyectar algunos ajustes para mejorar: los famosos buenos propósitos de fin de año. Hoy más que nunca, es preciso evaluar personalmente y en familia, de qué manera nos está afectando la pandemia para encontrar mecanismos que nos afirmen en el valor, el coraje y el esfuerzo sostenido.

Si la afectación es grave o está causando una crisis personal o familiar, se recomienda acudir a especialistas en salud mental. El colegio tiene un equipo psicopedagógico que podemos consultar. Si podemos manejar los impactos en casa, revisar nuestra filosofía de vida, el sentido y los valores que sustentan nuestra cotidianidad, ayuda mucho a poner en claro por qué y para qué vivimos. Reforzar nuestras creencias o convicciones no resuelve el hecho de que exista una amenaza, pero le da contexto y perspectiva para afrontarla mejor. Adoptar un Ideario con determinados valores y –lo que siempre se plantea desde La Casa de Cartón- aplicarlo en la vida cotidiana, puede redimensionar los cambios de mentalidad y forma de comportarnos que venimos experimentando.

Conversar con nuestros seres queridos, en una asamblea familiar, sobre cómo vamos a hacer frente a esta nueva ola pandémica, nos exige sacar lo mejor de cada uno de nosotros para establecer de qué manera vamos a comprender e interpretar lo que está pasando, delinear nuestros valores, principios filosóficos, éticos y espirituales para preservar la salud física, mental, social y espiritual de todos en la familia, así como las pautas concretas de organización y espacios familiares para contrarrestar sus efectos.

Rendirnos ante la evidencia de que no tenemos control ante esta situación, aceptarla tal cual es y definir nuestra propia hoja de ruta existencial, nos permitirá tomar las mejores resoluciones para afrontarla, le da sentido al tránsito que vivimos y nos protege ante el miedo, la desconfianza y la fatiga. 

Muchas cosas se pueden hacer en familia, que retan nuestra creatividad para respetar espacios individuales y para organizar actividades grupales, ya sea volviendo a antiguos juegos o inventando nuevos, así como redefiniendo responsabilidades, reordenando espacios o realizando innovaciones en ambientes y tareas. Pero hay algo que no podemos olvidar: los virus y las nuevas cepas que aparezcan son una expresión de algo que no marcha bien y que supone un cambio radical de nuestros hábitos como seres humanos frente al planeta que habitamos.

Los virus seguirán mientras sigamos con los mismos niveles de consumo de productos no reciclables, mientras nuestros hábitos alimenticios no cuestionen y se informen de los perjuicios de comer carne vacuna, mientras se siga priorizando el traslado en carros particulares, mientras se sigan vaciando en la naturaleza los residuos tóxicos de todas las industrias y fábricas humanas, es decir, todas aquellas cosas que sabemos que contribuyen al calentamiento global que modifica la configuración de la naturaleza, la altera y la va convirtiendo en un lugar menos habitable. Si no somos conscientes y responsables, individualmente, familiarmente y colectivamente de esto, es muy probable que al Covid 19 le sigan otras pandemias. No se trata de asustar con miedo fóbico, se trata de invocar e invocarnos para una actitud responsable con la tierra y de una actitud solidaria para con las nuevas generaciones.

En muchos artículos publicados en este mismo blog, se han propuesto diferentes ideas y técnicas como complemento práctico de este marco referencial filosófico que nos ayude a superar la crisis sanitaria que puede llegar a agobiarnos. Entre ellas destacamos:

·     Mantener actitudes y valores positivos como la solidaridad, la búsqueda de la verdad, la libertad (aunque respetando las restricciones y medidas preventivas) y la creatividad, que dan lugar a una ciudadanía democrática y medio ambiental.

·  Organizar el hogar y a la familia en torno a espacios, lugares para cada cosa, orden, responsabilidades personales y grupales, así como pautas de utilización de espacios y lugares mediante horarios flexibles y negociables.

·     Hacer un esquema de actividades personales y grupales de tipo profesional, laboral y/o académico, así como pautear las distracciones, pasatiempos, dedicación a las artes y al recreo, tanto en espacios individuales como familiares.

·       Vivir el presente, el aquí y el ahora. Una vez organizada nuestra escala de valores y nuestra casa, con responsabilidades, responsables y horarios, con tareas de tipo laboral o escolar, deportivo, artístico y recreacional, tranquilamente podemos avocarnos a vivir en el presente. Ya tenemos nuestra hoja de ruta y a seguirla se ha dicho, intentando ser plenamente conscientes de cada acto, movimiento, pensamiento y sentimiento.

Les recomendamos revisar la variedad de artículos sobre este tema que ya se han publicado en el blog del Cole, ya que el rebrote les ha devuelto su vigencia. En el próximo artículo veremos las bondades del afecto, de la comprensión y el amor en este escenario pandémico. Hasta pronto (3).


(1)     Las investigaciones de expertos de varias universidades del mundo, sintetizadas en el artículo Coronavirus: cómo el miedo a la enfermedad covid-19 está cambiando nuestra psicología”, publicado por la BBC News Mundo (bbc.com/mundo/noticias), establecen el miedo al contagio y a la muerte como el desencadenante de modificaciones en el pensamiento, los sentimientos y emociones, así como en el comportamiento de las personas en todo el mundo. Los científicos de la Universidad Católica y los de la Universidad Cayetano Heredia en el Perú, confirman para la población peruana las tendencias a nivel mundial (PuntoEdu PUCP y Facultad de Psicología, FAPSI UPCH).

(2)     Se recomienda revisar el artículo “Coronavirus: cómo identificar la fatiga por pandemia y tratar de combatirla”, de Jay Maddock para la BBC News Mundo, del 29 octubre 2020; así como varias publicaciones sobre las mutaciones que viene mostrando el virus expuestas en esa misma fuente (bbc.com/mundo/noticias).

(3)     Se sugiere mantener todas las medidas protocolares de precaución ante el riesgo de contagio. La pandemia sigue, no se ha ido. Extrememos nuestra cautela y mantengamos todas las estrategias de cuidado.