La idea fuerza de la propuesta
educativa, explicitada en el Ideario y desarrollada en el libro Hacia la escuela posible, de Mariano
Moragues, implica formar personas competentes en todas las áreas que
caracterizan lo humano, comprometidas con lo más valioso de la Humanidad y que
puedan, si así lo deciden libre y conscientemente, ser transformadores de su
vida y de su entorno. O dicho en otras palabras: ser ciudadanos ambientales[1].
Mariano sintetizó la filosofía
humanista del Ideario de la siguiente manera:
“La “felicidad” de las
personas que tratamos de formar y el aporte que puedan dar a la humanización de
su sociedad serán dos de los indicadores sustantivos evaluadores de la validez
de nuestras convicciones. (…) Son dos convicciones que darán sustento a la
opción por el cambio social y a determinada intencionalidad política, marcada
por una búsqueda de una democracia real”[2].
La pretensión de una democracia real,
que sea activa, verdaderamente representativa, inclusiva y redistributiva, con
opciones para el cambio socio cultural, configuran componentes de la
ciudadanía. La humanización de la sociedad pasa no solo por la reivindicación
de derechos y libertades, asumiendo responsablemente los deberes, sino además,
por el esfuerzo para detener la depredación destructiva que viene sufriendo la
fuente de recursos naturales para la vida: el ambiente planetario.
En el acápite “Nuestros fines”, del
primero de la serie de tres fascículos, con el mismo título del libro morado[3],
puede leerse que: “Nosotros pretendemos que nuestra escuela logre agentes de
cambio, gestores del autogobierno, con perspectiva y ética de la solidaridad,
asumiendo como valor supremo el respeto a la vida y a la dignidad de
todos”.
Los fines, desagregados en tres
áreas: personal, sector educativo nacional y ámbito político social; plantean
para lo personal: “que nuestros alumnos sean personas más sanas –física y psicológicamente-,
más lúcidas, más solidarias y por lo tanto más éticas y críticas ante la
realidad”.
Para el sector educativo nacional se
busca: “contribuir a la formación de una red de escuelas innovadoras y a
impulsar un movimiento de renovación pedagógica a escala nacional”; y para el
ámbito político social: “Apostamos por una verdadera libertad para todos, por
la justicia social, la honestidad en el manejo de los recursos públicos, el
mejoramiento de las condiciones de vida, la democratización del poder y por una
real democracia de participación más directa”[4].
Los principios pedagógicos y los
valores del Ideario se han reestructurado a través de dos ejes transversales
que los organizan: la formación ciudadana y la consciencia ecológica.
Con la formación ciudadana, se explica en el mismo
fascículo: “buscamos responder al urgente llamado por construir una sociedad
justa y democrática. Consideramos a la escuela un espacio de construcción de
ciudadanía participativa, porque hace énfasis en la formación de personas
capaces de ser parte activa de la sociedad (…)”.
Sobre la consciencia ecológica se
expresa que: “… surge como necesidad de dar respuesta urgente e inmediata a la
realidad ecológica del planeta. Pretende que el alumno sea capaz de establecer
una relación de respeto con su medio ambiente, asumiéndose como sujeto de
cambio dentro de su entorno ecológico” [5].
La síntesis de ambos ejes
transversales reúne las características sustantivas de la ciudadanía ambiental
o ecológica, es decir: formar personas solidarias que participan activa y
democráticamente en la sociedad, con acciones inclusivas y de respeto a las
diferencias y minorías, siendo agentes de cambio para una distribución más
justa y no depredadora de los bienes y recursos naturales; personas que valoran
lo que tienen, saben y son; que desean compartirlo y promoverlo en los demás y
que se sienten comprometidas con la preservación del medio ambiente por ser la
fuente natural de todos los recursos existentes.
Las minkas y las consignas son
oportunidades para ejercer la ciudadanía ambiental.
[1] Se está utilizando como sinónimos “Ciudadanía Ambiental” y
“Ciudadanía Ecológica”.
[2] El libro morado, como coloquialmente se le denomina a “Hacia la
escuela posible”, y los tres fascículos con ese mismo nombre, se encuentran en
la página web de La Casa de Cartón.
[3] Páginas 30 y 31 de Hacia la escuela posible: Sistematización del
proyecto educativo del colegio La Casa de Cartón; de Mariano Moragues Ribas de
Pina, que fue publicado en 1996 por TAREA. Las citas corresponden a la segunda
edición, publicada por EDUCALTER, en el 2014.
[4] Pág. 14 del Fascículo I. Nuestra propuesta pedagógica.
No hay comentarios:
Publicar un comentario