martes, 30 de abril de 2019

Ciudadanía ambiental en el Colegio La Casa de Cartón


La idea fuerza de la propuesta educativa, explicitada en el Ideario y desarrollada en el libro Hacia la escuela posible, de Mariano Moragues, implica formar personas competentes en todas las áreas que caracterizan lo humano, comprometidas con lo más valioso de la Humanidad y que puedan, si así lo deciden libre y conscientemente, ser transformadores de su vida y de su entorno. O dicho en otras palabras: ser ciudadanos ambientales[1].
Mariano sintetizó la filosofía humanista del Ideario de la siguiente manera:
“La “felicidad” de las personas que tratamos de formar y el aporte que puedan dar a la humanización de su sociedad serán dos de los indicadores sustantivos evaluadores de la validez de nuestras convicciones. (…) Son dos convicciones que darán sustento a la opción por el cambio social y a determinada intencionalidad política, marcada por una búsqueda de una democracia real”[2].






La pretensión de una democracia real, que sea activa, verdaderamente representativa, inclusiva y redistributiva, con opciones para el cambio socio cultural, configuran componentes de la ciudadanía. La humanización de la sociedad pasa no solo por la reivindicación de derechos y libertades, asumiendo responsablemente los deberes, sino además, por el esfuerzo para detener la depredación destructiva que viene sufriendo la fuente de recursos naturales para la vida: el ambiente planetario.
En el acápite “Nuestros fines”, del primero de la serie de tres fascículos, con el mismo título del libro morado[3], puede leerse que: “Nosotros pretendemos que nuestra escuela logre agentes de cambio, gestores del autogobierno, con perspectiva y ética de la solidaridad, asumiendo como valor supremo el respeto a la vida y a la dignidad de todos”. 
Los fines, desagregados en tres áreas: personal, sector educativo nacional y ámbito político social; plantean para lo personal: “que nuestros alumnos sean personas más sanas –física y psicológicamente-, más lúcidas, más solidarias y por lo tanto más éticas y críticas ante la realidad”.
Para el sector educativo nacional se busca: “contribuir a la formación de una red de escuelas innovadoras y a impulsar un movimiento de renovación pedagógica a escala nacional”; y para el ámbito político social: “Apostamos por una verdadera libertad para todos, por la justicia social, la honestidad en el manejo de los recursos públicos, el mejoramiento de las condiciones de vida, la democratización del poder y por una real democracia de participación más directa”[4].

Para lograr estos fines se han diseñado –como componentes sustantivos y distintivos de la propuesta educativa del colegio-, una serie de objetivos actitudinales, de habilidades y destrezas; principios pedagógicos y recursos metodológicos.

Los principios pedagógicos y los valores del Ideario se han reestructurado a través de dos ejes transversales que los organizan: la formación ciudadana y la consciencia ecológica. 
     Con la formación ciudadana, se explica en el mismo fascículo: “buscamos responder al urgente llamado por construir una sociedad justa y democrática. Consideramos a la escuela un espacio de construcción de ciudadanía participativa, porque hace énfasis en la formación de personas capaces de ser parte activa de la sociedad (…)”.
Sobre la consciencia ecológica se expresa que: “… surge como necesidad de dar respuesta urgente e inmediata a la realidad ecológica del planeta. Pretende que el alumno sea capaz de establecer una relación de respeto con su medio ambiente, asumiéndose como sujeto de cambio dentro de su entorno ecológico” [5].
La síntesis de ambos ejes transversales reúne las características sustantivas de la ciudadanía ambiental o ecológica, es decir: formar personas solidarias que participan activa y democráticamente en la sociedad, con acciones inclusivas y de respeto a las diferencias y minorías, siendo agentes de cambio para una distribución más justa y no depredadora de los bienes y recursos naturales; personas que valoran lo que tienen, saben y son; que desean compartirlo y promoverlo en los demás y que se sienten comprometidas con la preservación del medio ambiente por ser la fuente natural de todos los recursos existentes.
Las minkas y las consignas son oportunidades para ejercer la ciudadanía ambiental.



[1] Se está utilizando como sinónimos “Ciudadanía Ambiental” y “Ciudadanía Ecológica”.
[2] El libro morado, como coloquialmente se le denomina a “Hacia la escuela posible”, y los tres fascículos con ese mismo nombre, se encuentran en la página web de La Casa de Cartón.

[3] Páginas 30 y 31 de Hacia la escuela posible: Sistematización del proyecto educativo del colegio La Casa de Cartón; de Mariano Moragues Ribas de Pina, que fue publicado en 1996 por TAREA. Las citas corresponden a la segunda edición, publicada por EDUCALTER, en el 2014. 
[4] Pág. 14 del Fascículo I. Nuestra propuesta pedagógica.
[5] Pág. 18 del mismo Fascículo I. 

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