viernes, 29 de marzo de 2019

Si en un mejor ambiente quiero vivir, mi consumo debo cuidar y reducir

            El lunes 18 de marzo, se realizó la Asamblea General del colegio donde se planteó la primera consigna del año. En este espacio escolar se reúnen todos los salones y ciclos, con los docentes y directivos, para motivar a las y los estudiantes a asumir la consigna como propia y promover su aplicación práctica, que orientará las actividades del colegio durante el primer trimestre.

Esta primera consigna refuerza el eje transversal de ciudadanía ambiental al fomentar el cuidado del ambiente a partir de tomar consciencia de lo que se consume, del origen de los materiales o insumos que se usan para elaborar o fabricar los productos o bienes que se van a ingerir o adquirir.
Si cada vez que se compra o usa algún producto, nos damos el tiempo para revisar de qué está hecho o cómo se elabora y notáramos el efecto sobre el medio, podríamos decidir, con buenas razones ecológicas, si es conveniente adquirirlo o no, si podemos evitar consumirlo dadas las consecuencias que provoca en el ambiente o –al menos- reducir su uso.


Estar alertas y ser conscientes de cómo se producen los productos que utilizamos, nos permite ser parte activa de pequeños cambios en nuestros hábitos que pueden contribuir a cambios mayores, conforme seamos parte de un movimiento de irradiación cada vez más amplio y que involucre a más personas.
Averiguar cuánta agua requiere elaborar un bien o producto puede ser un criterio importante para establecer en qué medida, esa mercancía afecta el equilibrio ecológico del ambiente. En las últimas Ferias de Ciencias del colegio, los estudiantes de todos los ciclos han realizado proyectos sobre la huella hídrica que tiene la elaboración de los alimentos que ingerimos. También se han realizado experimentos sobre la huella de carbono, es decir, la cantidad de gases de efecto invernadero que emite la fabricación de determinado producto o que gasta una persona o institución. La cantidad de agua o de carbono que supone producir un artículo, serían unidades de medida interesantes para evaluar si se adquieren o no determinados bienes. Se podría acompañar la implementación de esta primera consigna con el establecimiento de una línea de base o diagnóstico de inicio sobre cuánta agua o carbono se necesita para elaborar determinado producto; cuál es la huella hídrica o carbónica de cada estudiante y docente; y cuáles las huellas de La Casa de Cartón como institución educativa. 

Otro aspecto interesante para tomar en cuenta es la Regla de las Tres Erres (3 Rs): Reducir, reutilizar y reciclar. 
La Regla de las 3 Rs viene aplicándose en el colegio desde que se diseñó e implementó el circuito ecológico con sus ocho zonas de trabajo: El módulo de separación de residuos sólidos, los ecosilos, la zona de acopio, el taller de reciclado, los huertos,  el pozo de compostaje o de tratamiento de restos vegetales, la zona de frutales y la zona de reproducción de plantas en macetas (Ver página web del colegio). 

Dos sugerencias sobre el trabajo en el circuito ecológico: Una, repotenciar y maximizar el aprovechamiento que se puede obtener de él, ahora que se ha presentado la consigna “Si en un mejor ambiente quiero vivir, mi consumo debo cuidar y reducir”. Otra: Considerar la posibilidad de aumentar al menos dos zonas; una de paneles solares y otra con un molino de viento que genere energía eléctrica o que acceda al agua del subsuelo, para comparar de manera experimental la enorme diferencia en inversión y costo ecológico entre las diferentes formas de generar energía.
Otros criterios que se pueden considerar para implementar la consigna son dos archiconocidos:
(1) Hacer un plan de manejo de plásticos y derivados, investigando la mejor manera de reemplazarlos por plásticos biodegradables o por otros materiales (una parte de este criterio está incluida en el reciclaje que plantea el circuito ecológico). Una alternativa práctica puede ser llevando las bolsas que en el mercado nos dieron, o mejor aún, nuestras propias bolsas de tela o envases de plástico o vidrio para que en lugar de nuevas bolsas, reciclemos las que ya tenemos.
(2) Seguir estudiando el impacto de las carnes rojas –especialmente-  y sus derivados, en la salud y en la ecología planetaria.



Tomando en cuenta algunos o todos los criterios que se proponen desde este blog institucional y, sobretodo, desarrollando las canciones, lemas, juegos y actividades de aprendizaje que el equipo docente y directivo plantee con motivo de la consigna “Si en un mejor ambiente quiero vivir, mi consumo debo cuidar y reducir”, se espera fortalecer especialmente el respeto y cuidado del ambiente y el ejercicio consciente de deberes y derechos para seguir viviendo en una sociedad mejor, en un mundo ecológicamente viable.
En el próximo artículo veremos el rol de las consignas dentro de la propuesta pedagógica del colegio; la ciudadanía ambiental y los valores del Ideario como parte del concierto de iniciativas y prácticas por mejorar la calidad de vida de un planeta ecológicamente amenazado, así como el significado de la ecología como bandera para contrarrestar el modo de producción depredador y destructivo que todavía caracteriza al actual sistema económico internacional del que formamos parte.
Hasta la próxima y que sea satisfactoria la implementación y práctica de la primera consigna del año.



Costa norte (Máncora-Piura), Callejón de Huaylas (Ancash) y Río Huallaga (Tarapoto-San Martín)







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