Esta segunda actitud fundamental del Ideario, la búsqueda de verdad, al igual que las demás, parte de la formación de hábitos saludables para llegar a constituirse en actitudes positivas, en la esperanza de que si las personas –los estudiantes, sus familiares y el equipo docente del colegio-, las asumen como sustantivas en sus vidas, se conviertan en parte de la escala de valores que orienta la existencia individual y colectiva.
La búsqueda de la verdad abarca desde los
grandes ideales que dan sentido a la vida, la verdad en términos filosóficos, hasta
la averiguación de información mediante la investigación y la construcción de conocimientos
con el aporte de cada estudiante en el proceso, guiados por sus maestras y
maestros.
Sobre las
grandes verdades y definiciones de las escalas de valores de los miembros de la
comunidad educativa de La Casa de Cartón, se espera que cada familia,
estudiante y docente, reflexione sobre las convicciones planteadas en el
Ideario, enriqueciéndolas con las suyas propias y las adopte con plena
responsabilidad y compromiso. Se propone a las familias y profesores que ingresan
al colegio, que se identifiquen con los cuatro grandes valores del Ideario y
que asuman el logro de estas actitudes positivas: solidaridad, verdad, libertad
y creatividad, como el tránsito necesario para ordenar vivencial y
conceptualmente, la búsqueda de verdades trascendentes en sus vidas.
Como aspiración pedagógica, la manera de trabajar la búsqueda de verdad en el colegio, considera prioritario apelar a la curiosidad natural de las niñas y niños. Se motiva esa inquietud por conocer y se promueven experiencias de aprendizaje que permiten dar rienda suelta a su curiosidad. Los proyectos de indagación científica se inician con preguntas relativas a lo que las y los estudiantes quieren saber y estudiar sobre algún tema. Después, se fomenta la observación atenta y concentrada, la exploración y la experimentación, para contestar las inquietudes o para plantearse nuevas preguntas. Se toma en cuenta los intereses, necesidades y posibilidades y se les asume como protagonistas de su propio aprendizaje con alta disposición a compartir saberes.
Este proceso
gradual de acceso y sistematización de información de manera activa y
participativa, requiere de esfuerzo. Se motiva y acompaña de forma personalizada
a cada estudiante y a los sub grupos de trabajo que conforma, a que dé lo mejor
de sí con alegría, orden y método, para que la decisión de ser parte del equipo
que integra les permita a todos gozar de un buen ambiente de trabajo, lúdico y
entretenido, a la vez que tenaz y perseverante
para alcanzar las metas que se han propuesto.
Así como el
método y la autodisciplina ayudan a buscar información, compartirla y
analizarla críticamente para construir saberes, así también se pretende que el
trabajo cooperativo con miras a la socialización de conocimiento le permita, a
cada persona que integra un salón, auto conocerse, aceptarse y valorarse como
ser humano.
Para
alcanzar el autoconocimiento y una autoestima lo más alejada de las inflaciones
y deflaciones del ego, es preciso trabajar con los niños y las niñas la
honestidad. Ser honestos, veraces con uno mismo y con los demás, genera auto
aceptación y confianza en las cualidades que se tienen, así como asumir
autocríticamente lo que se puede mejorar de uno mismo. La objetividad del auto
análisis, la conciencia de sí como persona y miembro de un colectivo, la
objetividad, la sinceridad, la franqueza respetuosa, el cumplir compromisos y
el acatar la palabra empeñada, no hacen más que fortalecer la imagen ética e
íntegra de sí mismo, fomentando una autoestima serena y equilibrada, que
deviene en ser auténtico, el ser quien se es, en el mejor esfuerzo por
armonizar lo que se siente y piensa en coherencia con cómo se actúa.
La
criticidad es uno de los componentes más valorados dentro de la búsqueda de las
verdades. Verdades filosóficas y trascendentes que dan sentido a la vida,
verdades cognoscitivas que permiten buscar activamente información para conocer
y aprender individual y colectivamente, siendo protagonistas de su propio
proceso; verdades personales que posibilitan la conciencia, la transparencia,
la consistencia, la integridad y la coherencia. Además, se valora la criticidad
ante las ocurrencias de la realidad concreta que cada quien vive y de la
sociedad en su conjunto, observando con ojos cuestionadores las
contradicciones, inequidades e injusticias del sistema que enmarca el estilo de
vida que la especie humana tiene hoy en día, así como las variables históricas,
sociales, culturales, económicas, políticas y filosóficas que le dieron
forma.
Trabajar
explícitamente la criticidad implica identificar, comprender e interpretar las
distintas ubicaciones de las personas en contexto que les ha tocado vivir, así
como las diferentes realidades que la convivencia humana presenta. Supone no
dejarse llevar por las modas, ni por el consumismo, ni por las ideas y maneras
de entender generalizadas que suelen justificar las inequidades, sino, por el
contrario, tener independencia de criterio y opinión suficientes como para develar
las verdaderas intenciones detrás del statu quo: el afán de poder, lucro y
estatus, que tanto daño generan a sectores mayoritarios de la población mundial
y al medio ambiente que sustenta todas las formas de vida.
En
síntesis, el Ideario del Colegio La Casa de Cartón define operacionalmente la
actitud de Búsqueda de la Verdad como “aquella que induce a una apertura
comprensiva, crítica y transformadora de sí mismo y de la realidad en torno,
persiguiendo una consistencia y coherencia de vida”.
Es
muy claro que la búsqueda de verdad se articula y ensambla sólidamente con la
solidaridad, la libertad y la creatividad. Las cuatro actitudes fundamentales
del Ideario, que pueden convertirse en valores si las personas así lo asumen,
están íntimamente interrelacionadas y son el sustento axiológico de la
ciudadanía democrática y de la conciencia ecológica.
En el próximo artículo, la libertad pasará a primer plano. Hasta pronto.
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