El
colegio volvió a ser testigo y promotor de los correteos, risas, juegos y
estudios de las niñas, niños y adolescentes, quienes volvieron a clases semi
presenciales, dentro del estilo que caracteriza a este periodo de paulatino
retorno a una nueva normalidad, posterior a la pandemia. Desde el año pasado,
distintos grados o ciclos asistían a su colegio a reencontrarse con compañeros
y docentes. Las familias, los estudiantes y los docentes se volvían a encaminar,
con mucha intensidad, hacia lo que fueron y son actividades rutinarias, más
valoradas ahora que nunca antes.
Para
la totalidad de nuestros estudiantes y sus familias, el colegio se ha convertido
en un ambiente positivo que favorece los procesos de socialización e
individuación, promoviendo la formación y afirmación de la autoestima, forjando
identidades, desplegando habilidades sociales y haciendo manifiestas las
potencialidades actitudinales y cognitivas de todos los participantes.
Desarrollar
actitudes positivas, en base a una creativa consolidación de hábitos, para
llegar a constituirse en valores, es un reto permanente en las aulas del
Colegio La Casa de Cartón. Promover, a su vez y en paralelo, las competencias
cognitivas e intelectuales, así como las destrezas artísticas, productivas y
manuales, configura el tipo de formación integral en el que anhelamos, crezcan
nuestras alumnas y alumnos.
Por
eso la primera consigna de este año hace énfasis en el disfrute y en el
aprendizaje: disfruto y aprendo son las primeras palabras de ella. Como decía
Celestín Freinet: del juego al trabajo y del trabajo al juego. Nosotros
diseñamos en equipo tanto el proyecto educativo en su conjunto como las sesiones
de aprendizaje de cada grado y ciclo. En el planteamiento macro como en la
aplicación al nivel evolutivo de cada grupo de edades, el ludismo, la
creatividad, el movimiento y la comunicación son los ejes sobre los cuales se
aprende jugando y se juega aprendiendo.
Hasta
los adultos conservamos mejor lo que aprendemos de manera lúdica. Los niños y
adolescentes, con mayor vigor y entusiasmo que
nosotros, ya que está más cerca de su propia etapa de desarrollo. Si nos
divertimos, las enseñanzas o aprendizajes fluyen más naturalmente y les podemos
sacar mejor provecho. En el juego, asimismo, aplicamos normas de respeto, nos
reímos “con y no de”, establecemos pautas que
nos permiten vivir con mayor intensidad los momentos de diversión y relajo,
obteniendo verificaciones de aprendizajes o aprendiendo a aplicar lo aprendido.
El juego, como diversión inherente, y el trabajo, como esfuerzo por indagar y
aprender, van de la mano.
El
otro elemento de la consigna es valorar cada momento. El 15 de marzo del 2020, de
un instante a otro, todo cambió. Al recordar el sin fin de nuevos
procedimientos para salir a la calle y retornar a nuestros hogares, para reorganizarnos en casa, para asumir
los quehaceres laborales y escolares de los miembros de cada familia y todo el trajín para adecuar la enseñanza del colegio al modo virtual, así como la cantidad de nuevos retos nacionales y mundiales para afrontar y combatir la pandemia,
podemos tomar consciencia de lo frágil y voluble que puede pasar a ser la
existencia. No es usual que se produzcan cambios tan devastadores, pero pueden
ocurrir, ocurren y, de hecho, ocurrieron.
Por
eso, se propone a toda la comunidad educativa que apreciemos las cosas que vivimos en este preciso segundo. Vivir
el presente y agradecer lo que está a nuestro alcance ahora y aquí, nos permite
ser conscientes y ampliar nuestros horizontes como personas en formación y como adultos responsables de los niños a nuestro
cargo, así como a ellos quererse y valorarse, a la vez que querer y valorar
todo cuanto les es dado hoy.
Especialmente
en el colegio, pero replicable en cualquier ambiente donde nos movamos, hoy
disfrutamos y aprendemos valorando cada momento.
Carlos Ureña Gayoso Integrante de EDUCALTER
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