Los cuatro
valores del Ideario, propuestos como actitudes a ser trabajadas en las aulas
del colegio, tras constituirse en hábitos, se interrelacionan entre sí. La
solidaridad requiere de enfoques creativos para plasmarse y ejercerse conforme
cambian los tiempos y aparecen nuevos retos. La búsqueda de las verdades
implica una renovación constante de métodos y técnicas, de adecuaciones a
renovadas tecnologías de la información y el conocimiento que se modifican día
a día y exigen la recreación de la forma en que indagamos científicamente las
respuestas a las nuevas preguntas que se plantea esta generación, a diferencia
de la anterior y de la que vendrá. El derecho a alcanzar una plena libertad
individual y colectiva parece ser lo que menos cambia, pero igual, también
demanda maneras alternativas para hacerla visible, abrir canales novedosos para
que todas y todos puedan vivirla dignamente, con justicia, igualdad y equidad.
La creatividad surca los cuatro grandes valores
de la misma forma en que la solidaridad los inunda, el afán por la verdad los
airea o la libertad los abona. Se correlacionan y se influyen mutuamente al
estilo de los ejes transversales de ciudadanía democrática y conciencia
ecológica, que brindan cobertura longitudinal a todo el proyecto educativo, a cada
una de sus áreas de trabajo, a cada proyecto, a cada actividad pedagógica que
promueve experiencias de aprendizaje.
Pero, así
como la solidaridad otorga fundamento afectivo, identidad e identificación con
los demás para sentirse cercano, cálido y ocupado en la construcción del
bienestar general mediante la cooperación, el servicio desinteresado y el amor
incondicional; así también la búsqueda de verdad despliega soportes cognitivos
e intelectuales que hagan posible plasmar mediante proyectos eco sostenibles,
el bien común y la educación de calidad para todos; asimismo, tal como la
libertad implica espacios, tiempos, accesos y oportunidades análogas para toda
la ciudadanía en una saludable, responsable y participativa democracia; así
pues, la creatividad será en todos los casos, la que sostiene la innovación y
la apertura de nuevos caminos en las otras tres, la que fabrica con inventiva y
novedad renovadas maneras y estilos de hacer las mismas o diferentes cosas. La
creatividad es la artista y la divergente del grupo. Es la que puede
proporcionar nuevos enfoques, diferente entendimiento de las cosas, así como
transformar con originalidad cualquier aspecto de la vida.
En el
Colegio La Casa de Cartón y desde EDUCALTER, el Centro de Educación Alternativa
que lo promueve, se comprende la actitud creativa como “aquella que impulsa a
responder innovadoramente a las situaciones que afronta el ser humano en su
vida personal, académica y social y que, entre otros, favorece la sensibilidad
y expresión artística a través de distintos lenguajes” (1).
Favorece
también, la inventiva y la originalidad en la indagación científica y
tecnológica. Plantearse nuevas preguntas ante hechos cotidianos o de interés
académico, formular hipótesis novedosas para diseñar proyectos de
investigación, plasmar en productos innovadores y útiles para resolver
problemas prácticos o teóricos, implica hacer propia la creatividad como estilo
de ser y estar en el mundo.
La cuestión
ecológica requiere de una inédita manera de ver al medio ambiente y de buscar
soluciones creativas a problemas de sobrevivencia de las especies. Modernas
formas limpias de producir bienes en las industrias, con energías renovables y
control de emisiones contaminantes para no seguir recalentando al planeta.
Todas y cada
una de las diferentes esferas de la existencia pueden ser afrontadas
creativamente. Desde la relación con uno mismo, las relaciones familiares y de
pareja, pueden añadir un componente creativo y renovador. Los vínculos con los
compañeros de trabajo, con la gente en la calle, pueden convertirse en un
espacio alternativo si, por ejemplo, le sonreímos y saludamos a un desconocido.
La maravilla de estar vivos se nos revela cuando cambiamos el estilo habitual
de caminar cabizbajos y meditabundos por la ciudad y levantamos el rostro para
mirar a los demás y evidenciar una actitud amplia y abierta hacia el contacto.
La
sensibilidad que nos predispone al asombro, al descubrimiento, a admirar
contemplativamente nuestro entorno: las personas, la naturaleza, las creaciones
humanas de toda laya; la valoración del sentir, pensar y actuar siendo
originalmente uno mismo; la flexibilidad ante todo orden de retos; el esfuerzo que
supone disfrutar la ruta que trajinamos para llegar a una determinada meta y no
solo estar pendientes del resultado de nuestro trabajo; el desplegar al máximo
nuestro propio potencial a todo nivel, superando nuestras –muchas veces- auto
impuestas limitaciones; el trabajo personal y social de hábitos y actitudes
positivas que fundamenten nuestra opción por una escala de valores que nos
permita desarrollar la espiritualidad y afrontar con serenidad la incertidumbre
y los vaivenes de la vida, le producen un gran aporte al mundo que nos rodea,
pero sobre todo, a nosotros mismos.
Hoy en día,
para acercarnos a una sociedad más justa y equitativa, resulta tremendamente
positivo, pacífico y creativo, cambiar uno mismo e irradiar esa transformación
como una luz que abre el camino al cambio de los demás. Los valores del Ideario
de La Casa de Cartón, el ejercicio creativo de la ciudadanía democrática y de
la conciencia ecológica, -de asumirlos plenamente y ejercerlos-, pueden ser un
sólido motor para el cambio personal y social, convertirse en esa luz que
ilumine nuestro andar y el de los demás.
Fuerte
abrazo y hasta pronto.
(1) Del Ideario de La Casa de Cartón, reformulado el 2021.
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