El
ciclo vital humano consiste en pasar de ser seres totalmente dependientes, a
convertirnos en personas autónomas, con una identidad personal y socio cultural
definidas. Las familias y el colegio son los principales agentes que brindan
satisfacción a las necesidades de las personas que tenemos a cargo durante el
periodo de formación que nos corresponde atender (1).
Pirámide de las motivaciones según Maslow y la
Psicología Humanista
En
una micro sociedad como lo es la Comunidad Educativa del Colegio La Casa de
Cartón se puede encontrar, en las diferentes personas que la integran, distintos
niveles de desarrollo personal, socio cultural, educativo, profesional,
político y axiológico, por mencionar algunos campos de la existencia humana. Además
de la diversidad intrínseca, por las condiciones y experiencias vitales de cada
quién, el afrontar la formación integral de las y los estudiantes que acogemos
supone un reto adicional. Desde que se fundó el colegio y conforme aumentaba el
poder de los medios masivos, la aparición de internet y las redes sociales, se
ha dedicado tiempo y esfuerzo a estudiar la mejor manera de incorporar a la
pedagogía lo que aporta la tecnología, así como la mejor manera de
contrarrestar algunas influencias perniciosas, sobre todo el “lavado de
cerebro” que implica deambular acríticamente con el rebaño humano, condicionado
hacia el consumo y la depredación del planeta y de la gente.
La
sociedad peruana, al parecer de la misma forma y en la misma medida que ocurre
a nivel mundial, se ha polarizado, aun cuando los extremos puedan tocarse y
confundirse. Vienen desapareciendo las posiciones moderadas e intermedias, que
permitían el diálogo, la búsqueda de consensos mínimos y el arribo a acuerdos
respetables para cualquier grupo en el poder, del tipo Agenda Perú, o algo
similar a un Proyecto Nacional de Desarrollo. Las miradas extremas que hoy
predominan hacen prácticamente imposible el diálogo. Por el contrario, fomentan
las acciones alevosas y descaradas de unos contra otros, dejando de ser
importante el bien común y el logro de una vida digna para tod@s y cada un@ de
l@s peruan@s.
Si
eso pasa en dichas sociedades, nos preguntamos (en todo caso, me pregunto):
¿Qué significa ser peruano? ¿Basta con haber
nacido en el mismo territorio de esta entidad abstracta llamada “patria” o
tener la nacionalidad peruana en el documento de identidad y una bandera
bicolor rojiblanca?
¿Qué nos identifica a todos estos grupos y subgrupos como peruanos? Las últimas tendencias que observamos en los programas de televisión, en los noticieros o en los discursos de las tres últimas décadas, hablan de gastronomía peruana, de lugares geográficos extraordinarios o restos arquitectónicos que constituyen maravillas del mundo como Machu Picchu de los Incas o Kuelap de los Chachapoyas. El fútbol, a pesar de las derrotas, también se podría considerar un elemento de cohesión nacional. Las preciosas danzas regionales y limeñas, también. Qué maravilla la marinera y el vals. Qué belleza el landó, el festejo, el tondero y la zamacueca. Qué sublime la danza de tijeras, el huaylarsh, el huayno y las más de 200 danzas andinas. Grandiosas las danzas que cada comunidad oriunda de la selva ostenta como orgullo cultural de sus pueblos, así conozcamos más la danza de la boa. Pero, ¿con esto es suficiente para ser y sentirnos peruanos?
Es hora de plantear alternativas sólidas desde preguntas muy dolorosas pero cargadas de sentido para construir un país, no una nación, porque somos varias naciones en una y un solo grupo no puede arrogarse el derecho de someter a las demás. Para construir ese país que Mariátegui, Basadre, Degregori, Flores Galindo y demás compatriotas lúcidos creen posible: ¿Qué queremos? ¿Qué nos identifica? ¿Cómo lo hacemos?
¿Qué dicen?
¿Es posible? Pues “hay hermanos muchísimo que hacer”, nos sigue recordando
César Vallejo y tantos peruanos que vislumbraron nuestro potencial natural y cultural,
en su biodiversidad y pluriculturalidad. Sumemos, en vez de restar. Multipliquemos,
en lugar de dividir, pero sin dejar de decir las cosas por su nombre. Reconocer
dónde estamos y en qué nos hemos convertido, nos permitirá contar con un punto
de partida claro y preciso. Les proponemos conversar abiertamente, en casa, en el colegio, entre estudiantes y profesores, entre el equipo docente y administrativo: ¿Qué significa ser peruana o peruano? Hasta pronto.
Carlos Ureña Gayoso
Integrante de EDUCALTER
(1)
Abraham Maslow, con este gráfico
piramidal, sintetiza las necesidades que motivan las acciones humanas.
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