jueves, 28 de julio de 2022

¿Qué significa ser peruana o peruano?

El ciclo vital humano consiste en pasar de ser seres totalmente dependientes, a convertirnos en personas autónomas, con una identidad personal y socio cultural definidas. Las familias y el colegio son los principales agentes que brindan satisfacción a las necesidades de las personas que tenemos a cargo durante el periodo de formación que nos corresponde atender (1).


Pirámide de las motivaciones según Maslow y la Psicología Humanista

 

En una micro sociedad como lo es la Comunidad Educativa del Colegio La Casa de Cartón se puede encontrar, en las diferentes personas que la integran, distintos niveles de desarrollo personal, socio cultural, educativo, profesional, político y axiológico, por mencionar algunos campos de la existencia humana. Además de la diversidad intrínseca, por las condiciones y experiencias vitales de cada quién, el afrontar la formación integral de las y los estudiantes que acogemos supone un reto adicional. Desde que se fundó el colegio y conforme aumentaba el poder de los medios masivos, la aparición de internet y las redes sociales, se ha dedicado tiempo y esfuerzo a estudiar la mejor manera de incorporar a la pedagogía lo que aporta la tecnología, así como la mejor manera de contrarrestar algunas influencias perniciosas, sobre todo el “lavado de cerebro” que implica deambular acríticamente con el rebaño humano, condicionado hacia el consumo y la depredación del planeta y de la gente.

 

La sociedad peruana, al parecer de la misma forma y en la misma medida que ocurre a nivel mundial, se ha polarizado, aun cuando los extremos puedan tocarse y confundirse. Vienen desapareciendo las posiciones moderadas e intermedias, que permitían el diálogo, la búsqueda de consensos mínimos y el arribo a acuerdos respetables para cualquier grupo en el poder, del tipo Agenda Perú, o algo similar a un Proyecto Nacional de Desarrollo. Las miradas extremas que hoy predominan hacen prácticamente imposible el diálogo. Por el contrario, fomentan las acciones alevosas y descaradas de unos contra otros, dejando de ser importante el bien común y el logro de una vida digna para tod@s y cada un@ de l@s peruan@s.    

 

 En este contexto y sabiendo además que incluso en sociedades con una sólida formación en valores, con una normativa socio cultural basada en el respeto a la ciudadanía de sus integrantes, a la diversidad cultural y a la biodiversidad natural; con un sistema legal que promueve la justicia, la honestidad, la libertad y la equidad al ejercer dignamente sus funciones e impartir sanciones correctivas y no solo punitivas, donde podría esperarse que en su mayoría, las personas se sientan parte de dicha sociedad, valorados, respetados e identificados con sus gobiernos locales y su país, se puede encontrar casos de corrupción y soberbia, egos individuales o corporativos que se ufanan del poder, de las propiedades y del prestigio que les otorga el contar con mucho dinero y tener cierto control sobre las decisiones trascendentales.


 

Si eso pasa en dichas sociedades, nos preguntamos (en todo caso, me pregunto):

    ¿Qué significa ser peruano? ¿Basta con haber nacido en el mismo territorio de esta entidad abstracta llamada “patria” o tener la nacionalidad peruana en el documento de identidad y una bandera bicolor rojiblanca?

     El Instituto Nacional de Desarrollo de los Pueblos Andinos, Amazónicos y Afroperuanos del Perú (INDEPA), ha encontrado la presencia de 77 grupos étnicos en nuestro país, de acuerdo al estudio etnolingüístico que realizara en el 2010. La National Geographic, en sus estudios del 2016 y del 2020, reconoce los aportes americanos, europeos, africanos y asiáticos en la composición biogenética de los peruanos. El antiguo sector amerindio o indígena, hoy reconocido como quechuas, aimaras y amazónicos, junto con sectores de población que evidencian diversidad étnica en su orígenes, figuramos como mestizos en el último censo de población del 2017 y constituimos el 60 % de la población nacional.

¿Qué nos identifica a todos estos grupos y subgrupos como peruanos? Las últimas tendencias que observamos en los programas de televisión, en los noticieros o en los discursos de las tres últimas décadas, hablan de gastronomía peruana, de lugares geográficos extraordinarios o restos arquitectónicos que constituyen maravillas del mundo como Machu Picchu de los Incas o Kuelap de los Chachapoyas. El fútbol, a pesar de las derrotas, también se podría considerar un elemento de cohesión nacional. Las preciosas danzas regionales y limeñas, también. Qué maravilla la marinera y el vals. Qué belleza el landó, el festejo, el tondero y la zamacueca. Qué sublime la danza de tijeras, el huaylarsh, el huayno y las más de 200 danzas andinas. Grandiosas las danzas que cada comunidad oriunda de la selva ostenta como orgullo cultural de sus pueblos, así conozcamos más la danza de la boa. Pero, ¿con esto es suficiente para ser y sentirnos peruanos?

 


 La historia, supuestamente común, es un ingrediente más sustantivo para construir identidad en torno a ¿una nación? En realidad, somos una superposición de varias y disímiles nacionalidades. Pero aun así, pensemos por un momento que somos una nación. La pregunta es: ¿Qué nos une? El Perú no es Lima pero la historia del Perú parece ser la historia de cómo Lima controló al resto del Perú. Y cuando decimos Lima decimos el grupo consolidado en el poder desde la época virreinal hasta nuestros días. Primero la oligarquía, que dominaba los feudos y haciendas donde los “indígenas”, negros y chinos eran maltratados al extremo y luego, los burgueses, cuyo control de la producción manufacturera y del sistema financiero se basaba en las ganancias producidas al pagar muy mal a sus operarios y obreros.

 En este paisajísticamente hermoso país, de golpes de estado, guerras interinas, traiciones entre miembros de un bando, transfugas, asesinatos y represión sistemática al pueblo o a los adversarios, de diferencias sociales muy marcadas entre los que tienen dinero y propiedades y los que no las tienen, dentro de la endémica corrupción que hemos vivido y vivimos,  ¿con qué o quiénes nos identificamos? ¿Qué tipo de ciudadanos peruanos somos? ¿Con o sin derechos? ¿Con o sin oportunidades? ¿Con o sin equidad y una diversidad que se respeta? ¿Con o sin presencia del estado en nuestras comunidades? ¿Con o sin justicia? ¿Con o sin agua y desagüe? ¿Con o sin luz? Y así desde hace siglos.

Es hora de plantear alternativas sólidas desde preguntas muy dolorosas pero cargadas de sentido para construir un país, no una nación, porque somos varias naciones en una y un solo grupo no puede arrogarse el derecho de someter a las demás. Para construir ese país que Mariátegui, Basadre, Degregori, Flores Galindo y demás compatriotas lúcidos creen posible: ¿Qué queremos? ¿Qué nos identifica? ¿Cómo lo hacemos?

 


¿Qué dicen? ¿Es posible? Pues “hay hermanos muchísimo que hacer”, nos sigue recordando César Vallejo y tantos peruanos que vislumbraron nuestro potencial natural y cultural, en su biodiversidad y pluriculturalidad. Sumemos, en vez de restar. Multipliquemos, en lugar de dividir, pero sin dejar de decir las cosas por su nombre. Reconocer dónde estamos y en qué nos hemos convertido, nos permitirá contar con un punto de partida claro y preciso. Les proponemos conversar abiertamente, en casa, en el colegio, entre estudiantes y profesores, entre el equipo docente y administrativo: ¿Qué significa ser peruana o peruano? Hasta pronto.

 

                                                                                           Carlos Ureña Gayoso

                                                                                            Integrante de EDUCALTER

 

(1)   Abraham Maslow, con este gráfico piramidal, sintetiza las necesidades que motivan las acciones humanas.

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