Cuando
imaginamos y diseñamos cómo podría ser la pedagogía del Colegio La Casa de
Cartón, resultó fascinante descubrir a Celestín Freinet y su metodología activa
participativa que, en esencia, proponía ir del juego al trabajo y del trabajo
al juego. Enseñarles a leer y escribir a nuestr@s estudiantes de primer grado
de primaria resultó una aventura tan satisfactoria, jugando con tarjetas con
sus nombres, interesándolos con muy cortos mensajes, enviándose entre sí
palabras y frases clave, trabajando con la expresión verbal y la escucha de
todo tipo de relatos, muy especialmente cuentos literarios y aspectos
científicos, anotados como si fuesen telegramas, breves y concisos. De pronto,
el salto cualitativo: empezaban a leer textos pequeños en extensión hasta que
asimilaban todas las letras que componían las palabras y zas, ya estaban
leyendo.
El juego de los periodistas y de los investigadores también sirvió de mucho para pasar del garabato a la escritura. Juegas con las niñas y niños y, a través de esa actividad lúdica, en compañía del método global de palabras que se utilizó en los primeros años, aprender a garabatear sus primeras letras hasta que componen sus nombres, los nombres de las personas significativas en sus vidas, ya sean familiares o amigos, y nuevamente zas, ya empiezan a escribir pequeños textos.
Muchas de las innovaciones del colegio se plasmaron entre juegos y trabajos. Las responsabilidades que se acordaron en las asambleas de aula, sea para mantener limpio y ordenado el salón y los útiles de trabajo, como para los cuidar los ornamentos que resaltaban la belleza del aula como de toda la escuela: plantas, acabados de repisas o de sillas y muebles, cuadros o afiches por ell@s elegidos, las actividades o proyectos prioritarios para realizar en clase, todo fue hecho como jugando. Y tras la diversión sana del juego, fluidamente se pasaba al trabajo.
Y es que jugar es el trabajo de las y los menores. La curiosidad natural los mueve y el juego canaliza esa búsqueda. Capitalizar esa naturalidad para ponerla al servicio de los aprendizajes fue una técnica a la que llegamos en consenso, a la vez que se complementaba con lo que cada integrante del proyecto educativo aportaba, sobre las bases metodológicas que el Flaco Mariano explicaba.
El grupo de
adultos a cargo de la escuela tuvo que aprender a jugar, a divertirse
trabajando y a reírnos de nosotros mismos cuando era menester. Relajaba las
tensiones que suelen presentarse en convivencia, cuando se forma un equipo
altamente eficiente. Tomamos como un juego el famoso sociograma sugerido
por Mariano y expresábamos sin tapujos
nuestras emociones y sentimientos entre nosotros. Como jugando saneábamos todos
los aspectos problemáticos que surgieran y con esfuerzo atendíamos las pautas y
directrices que en grupo habíamos adoptado. Mariano resumió en una frase
nuestro acercamiento al juego trabajo – trabajo juego: “Con inspiración pero
también con transpiración”, nos decía comprensivamente.
Ese espíritu inicial sigue vigente y plenamente desarrollado en La Casa de Cartón. Cada año lectivo el equipo directivo y docente realiza la asamblea de lanzamiento de la consigna de manera sumamente peculiar. Por poner un ejemplo que sintetice lo que se está planteando, tomemos el año 2016 que traería consigo las elecciones generales presidenciales y congresales peruanas. Se escogió la consigna “Me informo para elegir, pensando en todos antes de elegir”. Como jugando, y salió hermoso el juego, se presentaron dos candidatos: “Chatarrón” y “Martin Sano King”. El primero animaba a los electores hacia la comida chatarra, mientras que el segundo alentaba la comida saludable.
Con sus respectivas “portátiles”, personas haciéndoles barra y coreando lemas, presentaban sus planteamientos a la asamblea. A la dramatización de los docentes disfrazados, se sumaron canciones alusivas a cada propuesta, barras y coreografías de los estudiantes, aprobación o desaprobación con dedo pulgar hacia arriba o abajo, en fin, una fiesta lúdica y democrática donde salió elegido Sano King apabullando a Chatarrón. Divertidísimo y aleccionador al mismo tiempo.
En esa línea
y siendo conscientes de que muchas actividades, tanto académicas como
artísticas y deportivas, siguen ese patrón combinatorio entre el juego y el
trabajo, les animamos a hacer divertida las ciencias, las letras, las
responsabilidades, las tareas, ya que cualquier sesión de aprendizaje en la
casa o en el colegio, quedará mejor conservada en el ser de cada aprendiz si se
realiza entre el trabajo y el juego, esforzándonos de manera divertida por
alcanzar un objetivo. O divirtiéndonos con esfuerzo, también se podría decir.
Les deseo, de corazón, innumerables momentos de aprendizaje lúdico y de
esfuerzo alegre en sus quehaceres como madres, padres y docentes.
Ludismo y
trabajo son un binomio sustantivo entre los principios pedagógicos del colegio.
Esta dupla tiene la virtud de articular varios lineamientos y áreas del trabajo
educativo en torno suyo, como hemos visto en las líneas anteriores, y como
seguiremos revisando en el próximo artículo. Hasta pronto.
Carlos Ureña Gayoso
Integrante de EDUCALTER
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