lunes, 29 de agosto de 2022

Intereses y necesidades, actividad, realidad y espíritu científico

En el artículo anterior, al acercarnos a los principios pedagógicos del Colegio La Casa de Cartón, revisamos la importancia de aprender jugando y de jugar aprendiendo. La pertinencia de pasar del juego al trabajo y viceversa nos resulta indiscutible y sumamente adecuado para nuestr@s estudiantes.

Igual ocurre con los cuatro principios enunciados en el título del presente artículo. Partir de los intereses, posibilidades y necesidades de nuestros alumn@s resulta altamente motivador, si y solo si tomamos en cuenta, en primer lugar, los intereses. La curiosidad natural aflora rápidamente cuando nos conectamos con lo que les gusta hacer, con el interés natural que ellos tienen por el mundo y le damos cauce en nuestras programaciones. De ahí, resulta más sencillo evaluar qué tipo de inteligencia tienen las chicas y chicos a nuestro cargo y diseñar diferentes modalidades de sesiones pedagógicas para atender los diferentes estilos que evidencian. Por último, el arte del docente radica en proponer asuntos aparentemente colaterales o desvinculados de sus intereses pero necesarios para dar cobertura a todas las variables que contienen las competencias (actitudes, valores, habilidades y destrezas, así como conocimientos) que requieren para su formación integral.

 

Pongamos un ejemplo para visualizar mejor el partir de los intereses para llegar a las necesidades. En uno de nuestros primeros años de funcionamiento, una familia matriculó a su hijo y plantearon como reto (ojo, no como problema), que estaba obsesionado con el fútbol y que no quería ni hablar ni hacer otra cosa que no estuviera relacionada al fútbol. Nos dimos cuenta además que esto pasaba con otros alumnos. Nos reunimos en equipo y se acordó hacer un plan especializado para este alumno en particular, incluyendo a todos los interesados. Si tocaba trabajar el proyecto del cuerpo humano, revisábamos con él y el grupo, qué partes del cuerpo entraban más en contacto con la pelota, qué movimientos eran más frecuentes y qué músculos o huesos se tenían que mover, qué importancia tenía la vista y el oído, qué tocamientos o roces estaban permitidos y cuáles eran falta o faul. Y así por el estilo.    

Si se trataba de algún proyecto dentro del área personal social, se revisaba cuáles eran los mejores equipos de futbol en el mundo y se aprovechaba para estudiar en qué idiomas hablaban los jugadores, dónde quedaba ese país, cuál era su capital o moneda, dónde se habían realizado los campeonatos mundiales y qué tipo de comportamiento se requería de un crack para ser capitán o líder del equipo. Asimismo, se podía revisar con el estudiante, si ese jugador tendría familia, quiénes la integraban y así, hasta pasar de la familia al barrio, al distrito, a la comunidad local y la nacional.

Varias de estas consideraciones suponían que el estudiante al que solo le gustaba el fútbol tuviese que investigar o indagar sobre muchos aspectos desconocidos, pero la motivación en torno a su pasión estaba allí, latente y presente. Al final de los proyectos, se realizaba la asamblea cultural y prácticamente todo el salón compartía el entusiasmo que nuestro amante del futbol sentía por su deporte favorito. La gran acogida de su presentación hizo que se interesara en lo que otros habían hecho, de acuerdo al tema que cada quien escogía para profundizar y así, se logró interesarlo en diversos aspectos de la realidad, además del fútbol.

En matemática, la cosa resultó mucho más sencilla de lo que supusimos. ¿Cuántos arqueros tiene un equipo? Uno. Si son dos, tres o tantos equipos, ¿cuántos arqueros habrá? Y así, entramos en la numeración, en las sumas y restas (empezaron once pero expulsaron a uno y faulearon a otro, ¿cuántos quedan?). La tabla de multiplicar del once fue la que primero se aprendió. Y nos reíamos con complicidad con él y con todos los otros interesados casi exclusivamente en el  fútbol. Aprendieron todo lo que les era necesario aprender como jugando y partiendo de su pasión (dejamos de verla como una obsesión ya que se les abrió el mundo delante a partir de su adorado fútbol). En comunicación e idiomas el proceso fue muy parecido. Le pedíamos sinónimos de balón o pelota, definiciones de estadio, gradería, cancha, jugadores, césped o grama y demás. Todas las áreas y los contenidos de los proyectos, al igual que el fomento de competencias, era posible con este niño en particular y con tod@s los demás, en general.

 

Además, aprendió y aprendieron haciendo. Ellos buscaron la información. Eran los protagonistas de sus propios procesos de aprendizaje. Cuando iban al estadio averiguaban sobre los árbitros, los uniformes (de que material se hacían y de dónde se obtenía ese material, lo que nos permitía trabajar ciencias naturales y ambiente). Elaboraban las preguntas que harían con espíritu científico. Aprendieron a indagar con cierto método y a sistematizar sus respuestas para redactar y sustentar ante su grupo de aula.

Con él y su grupo, así como con todos los grupos o grados, también por ciclos, se buscó y se busca cómo partir de la realidad para volver a ella con mayor conocimiento y con actitudes positivas de valoración y respeto, al tiempo que desarrollando habilidades comunicacionales, matemáticas, científicas naturales y sociales, psicomotrices, deportivas y artísticas en todos los lenguajes del arte.

 

Una profunda satisfacción y gratitud por haber aprendido este arte de la docencia, con estos principios pedagógicos dentro del Ideario que nos compromete, en esta escuela pionera en su tiempo y hoy en día, con este equipo en particular tan parecido a lo que uno se imagina como personas de verdad. Muchas gracias Mariano, Susana, Pilar, Carlos P., Ana, Claudia y cada un@ de los integrantes del equipo de La Casa de Cartón. Muchas gracias a las familias que depositan su confianza en nosotros. Muchas gracias querid@s estudiantes por ser las personas sustantivas del Proyecto Educativo de La Casa de Cartón. Feliz Aniversario Número XXXVIII.

 

 

                                                                                                                             Carlos Ureña Gayoso

                                                                                                                        Integrante de EDUCALTER

 

 

 


No hay comentarios:

Publicar un comentario