En el artículo anterior, revisamos diferentes maneras de entender la
inteligencia humana. Una de ellas, la Teoría de las Inteligencias Múltiples de
Gardner, cuestionó esta facultad como entidad unitaria y propuso, por el
contrario, la existencia de esquemas adaptativos y creativos en variados
aspectos de la existencia. Veamos.
En 1983, Howard Gardner y su equipo de investigadores de la Universidad de Harvard cuestionaron profundamente la idea predominante hasta ese momento: que existía una inteligencia única ligada al terreno intelectual o académico, solventada por componentes lógicos que promovían todo tipo de razonamientos para resolver problemas, teóricos o prácticos.
Gardner y sus colaboradores hacían notar, por un lado, que muchas personas con altas calificaciones académicas presentan limitaciones en diversos aspectos de la vida, y de otra parte, que algunos científicos, artistas o atletas habían obtenido bajo rendimiento en ámbitos escolares o universitarios para luego descollar en los terrenos que mejor potenciaban sus habilidades.
Con esas observaciones en mano, desecharon el paradigma de esa época sobre una inteligencia unitaria de tipo intelectual, cognitivo o académico, para animarse a proponer hasta ocho tipos de inteligencia, que abarcan multitud de aspectos de la vida que la intelectualidad en exclusiva, no logra cubrir.
Sabiendo que todos nosotros contamos potencialmente con todos y cada uno
de estos ocho tipos de inteligencia, pero que podemos estar privilegiando uno
de ellos o la combinación de algunos más que otros, se los exponemos
someramente a continuación (1).
La inteligencia lingüística alude a la capacidad de expresarse (oral, gestual y por escrito) y de comprender lo que otros expresan, e implica, asimismo, que cuanto mejor dominio del lenguaje y capacidad de comunicación tenga una persona, más inteligente será en este ámbito. Se corresponde con la capacidad lógico verbal o de razonamiento y comprensión verbales. Literatos y narradores de cualquier género, comunicadores, periodistas, guionistas y redactores, actores, profesores y políticos (pero de los de antes, serios y responsables), estarían en este tipo.
La inteligencia lógico matemática se vincula a la capacidad de resolver problemas de índole espacial, numérica o aritmética mediante la comprensión, el análisis, la síntesis y evaluación de elementos concretos o abstractos de dicho orden. Durante años, todo el siglo XX, representó la máxima expresión de la inteligencia humana junto con la lógica verbal y ambas (inteligencia lógico matemática y lingüística) constituyeron el soporte fundamental de las pruebas de Coeficiente Intelectual (CI). Ingenieros, matemáticos, científicos y académicos de todas las áreas del conocimiento, economistas, estadísticos y contables, representarían con nitidez este rubro.
La inteligencia espacial tiene relación con la observación del entorno y su representación en imágenes o mapas mentales, por eso está asociada a lo visual y geográfico. Ubicarse en el espacio y poder establecer referentes para moverse con soltura y precisión en diferentes ambientes físicos, naturales o urbanos, hace que unos sean más capaces que otros en estas cuestiones. También involucra la capacidad de “mirar” un objeto desde distintos ángulos o de desglosar una cosa en sus partes. Los arquitectos y algunas ramas de la ingeniería, los diseñadores, los publicistas y creativos, los artistas plásticos o visuales (escultores, pintores, escenógrafos, fotógrafos y cineastas), los guías turísticos o de investigación, los taxistas y pilotos en general, componen este grupo.
La inteligencia musical supone la diferenciación fina de sonidos,
silencios y secuencias de sonidos y silencios a la que llamamos música, ya sea
para interpretarla o componerla. El ritmo, las representaciones sonoras con la
voz e instrumentos, la lectura y escritura de canciones o temas más elaborados
(sinfonías, óperas y similares), la composición de piezas musicales y la
capacidad de ecualizar dichas composiciones (resaltar un instrumento o la voz
respecto a los demás instrumentos), son elementos de este tipo de destreza. Los
músicos de todos los géneros e instrumentos, sean compositores, intérpretes o
cantantes, integran este sector.
La inteligencia corporal y cinestésica tiene que ver con la capacidad de utilizar el cuerpo para expresar emociones y movimientos creando arte, así como para manipular con eficiencia herramientas de toda índole. El énfasis está puesto en la motilidad, en las destrezas físicas generales o específicas, sean gruesas o finas. Deportistas, actores, bailarines, acróbatas, trapecistas y artistas de circo, mecánicos, operarios tecnológicos de todas las especialidades, cirujanos, dentistas y artesanos ostentarían esta inteligencia.
La inteligencia intrapersonal se refiere al manejo personal consciente de aspectos internos tales como: emociones, sentimientos, habilidades y destrezas, actitudes, sesgos de pensamiento, autoconocimiento e introspección, comprensión de sí mismo, aceptación y autoestima. Psicólogos, educadores y todos aquellos profesionales o técnicos ligados a las ciencias médicas, sociales o humanas tendrían que evidenciar este tipo de competencias. Los yogas, gurús, místicos, maestros espirituales y religiosos también.
La inteligencia interpersonal se relaciona a la capacidad de empatizar con los demás, captando la oportunidad y pertinencia de responder o no a determinadas circunstancias sociales o de vínculo con personas específicas, sean familiares, compañeros de trabajo y/o conocidos o desconocidos del entorno cotidiano. Las personas con este tipo de inteligencia detectan y comprenden con facilidad las vicisitudes, retos y problemas de los demás. Pedagogos, educadores y profesores, terapeutas, psicólogos y guías personales (coachs), abogados, líderes en cualquier campo, entre otros, podrían evidenciar con nitidez estas cualidades. En el próximo artículo vincularemos las inteligencias intra e inter personales con la inteligencia emocional de Goleman.
La inteligencia naturalista tiene como componente central la sabiduría
para manejar el ambiente natural, en primera instancia, así como los ambientes
urbanos, en segunda. Valorar y tratar en concordancia a las diferentes especies
animales y vegetales, detectando, diferenciando y categorizando la íntima
interdependencia de lo animado y lo inanimado para mantener la vida planetaria
es parte sustantiva de este tipo de inteligencia. Luego, en 1995, Gardner y su
equipo añadieron la valorización de las diferencias culturales y étnicas donde
todos los pueblos y civilizaciones son necesarias y los entornos humanos,
urbanos y rurales, requieren ser tratados con la máxima consideración para la
supervivencia de los sapiens y de toda posibilidad de existencia terrena. Médicos
de todas las especialidades y todos los “ólogos” (Biólogos, antropólogos,
sociólogos, psicólogos sociales, zoólogos, ecólogos, etcétera, incluyendo
botánicos), químicos y físicos conscientes, agricultores, ganaderos y
pescadores responsables, estadistas y planificadores con visión de largo plazo,
estarían engrosando este grupo de inteligentes.
Sugerimos al equipo docente del Colegio La Casa de Cartón, a los familiares de los estudiantes y a nuestr@s alumn@s del cuarto ciclo, revisar estas ocho inteligencias y hacer el ejercicio de reacomodar las carreras técnicas y profesionales a la luz de dichos tipos. Añadir, reubicar, definir lo que cada carrera y tipo de inteligencia implica desde la experiencia de 40 años haciendo docencia, o desde el ser estudiante del colegio o familiares de los que van a egresar, aportará mucho al autoconocimiento (inteligencia intrapersonal) y a una ubicación solidaria, creativa, libre y buscadora de verdad en una sociedad democrática y ecológica (inteligencias interpersonal y naturalista).
Considerar, asimismo, que el Colegio La Casa de Cartón ha superado la educación tradicional basada, fundamentalmente, en las inteligencias lógicas, verbales y matemáticas que dan soporte al establecimiento del CI, el modelo cuestionado por Gardner. En la propuesta educativa del colegio, que combina actitudes, habilidades y destrezas, así como saberes de todos los ámbitos de la experiencia humana, las competencias en suma, se viene innovando un estilo pedagógico que intenta romper con el viejo paradigma de una inteligencia única para pasar a desarrollar todas las potencialidades de nuestros estudiantes. La pedagogía activa participativa, el respeto a las diversas formas de aprendizaje, estilos de pensamiento y acción, así como al tipo de inteligencia de cada quien, nos permite continuar en la búsqueda de alternativas educativas que desarrollen al máximo a nuestros estudiantes, aceptando la gran verdad explicitada por Piaget y los constructivistas: el desarrollo de la inteligencia y aprendizaje van de la mano.
En el siguiente artículo revisaremos la inteligencia emocional de Goleman. En los artículos subsiguientes, veremos la inteligencia animal y la artificial, así como las características de ser inteligentes, arribando a conclusiones tras el somero recorrido por estas facultades extraordinarias con las que contamos, pero que nos exigen como colectivo, realzar la construcción de un mundo mejor para todos y eliminar o contrarrestar la escalada autodestructiva que estamos viviendo.
Hasta luego.
Carlos Ureña Gayoso
Integrante
de EDUCALTER
(1) La lectora o lector interesado puede
encontrar en internet infinidad de artículos y trabajos de investigación al
respecto. Desde el blog del colegio les proponemos la publicación de Bertrand
Regader: “La Teoría de las Inteligencias Múltiples de Gardner”, de mayo del
2015, en la página web de Psicología y Mente.
Fuente: https://psicologiaymente.com/inteligencia/teoria-inteligencias-multiples-gardner
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