El lunes 18 de marzo, se realizó la
Asamblea General del colegio donde se planteó la primera consigna del año. En
este espacio escolar se reúnen todos los salones y ciclos, con los docentes y
directivos, para motivar a las y los estudiantes a asumir la consigna como
propia y promover su aplicación práctica, que orientará las actividades del
colegio durante el primer trimestre.
Esta primera consigna refuerza el eje
transversal de ciudadanía ambiental al fomentar el cuidado del ambiente a
partir de tomar consciencia de lo que se consume, del origen de los materiales
o insumos que se usan para elaborar o fabricar los productos o bienes que se
van a ingerir o adquirir.
Si cada vez que se compra o usa algún
producto, nos damos el tiempo para revisar de qué está hecho o cómo se elabora
y notáramos el efecto sobre el medio, podríamos decidir, con buenas razones
ecológicas, si es conveniente adquirirlo o no, si podemos evitar consumirlo
dadas las consecuencias que provoca en el ambiente o –al menos- reducir su uso.
Estar alertas y ser conscientes de
cómo se producen los productos que utilizamos, nos permite ser parte activa de
pequeños cambios en nuestros hábitos que pueden contribuir a cambios mayores,
conforme seamos parte de un movimiento de irradiación cada vez más amplio y que
involucre a más personas.
Averiguar cuánta agua requiere
elaborar un bien o producto puede ser un criterio importante para establecer en
qué medida, esa mercancía afecta el equilibrio ecológico del ambiente. En las
últimas Ferias de Ciencias del colegio, los estudiantes de todos los ciclos han
realizado proyectos sobre la huella hídrica que tiene la elaboración de los
alimentos que ingerimos. También se han realizado experimentos sobre la huella
de carbono, es decir, la cantidad de gases de efecto invernadero que emite la
fabricación de determinado producto o que gasta una persona o institución. La
cantidad de agua o de carbono que supone producir un artículo, serían unidades
de medida interesantes para evaluar si se adquieren o no determinados bienes.
Se podría acompañar la implementación de esta primera consigna con el
establecimiento de una línea de base o diagnóstico de inicio sobre cuánta agua o
carbono se necesita para elaborar determinado producto; cuál es la huella
hídrica o carbónica de cada estudiante y docente; y cuáles las huellas de La
Casa de Cartón como institución educativa.
Otro aspecto interesante para tomar en cuenta es la Regla de las Tres Erres (3 Rs): Reducir, reutilizar y reciclar. |
La Regla de las 3 Rs viene
aplicándose en el colegio desde que se diseñó e implementó el circuito
ecológico con sus ocho zonas de trabajo: El módulo de separación de residuos
sólidos, los ecosilos, la zona de acopio, el taller de reciclado, los
huertos, el pozo de compostaje o de
tratamiento de restos vegetales, la zona de frutales y la zona de reproducción
de plantas en macetas (Ver página web del colegio).
Dos sugerencias sobre el trabajo en
el circuito ecológico: Una, repotenciar y maximizar el aprovechamiento que se
puede obtener de él, ahora que se ha presentado la consigna “Si en un mejor
ambiente quiero vivir, mi consumo debo cuidar y reducir”. Otra: Considerar la
posibilidad de aumentar al menos dos zonas; una de paneles solares y otra con
un molino de viento que genere energía eléctrica o que acceda al agua del
subsuelo, para comparar de manera experimental la enorme diferencia en
inversión y costo ecológico entre las diferentes formas de generar energía.
Otros criterios que se pueden
considerar para implementar la consigna son dos archiconocidos:
(1) Hacer un plan de manejo de
plásticos y derivados, investigando la mejor manera de reemplazarlos por
plásticos biodegradables o por otros materiales (una parte de este criterio
está incluida en el reciclaje que plantea el circuito ecológico). Una
alternativa práctica puede ser llevando las bolsas que en el mercado nos
dieron, o mejor aún, nuestras propias bolsas de tela o envases de plástico o
vidrio para que en lugar de nuevas bolsas, reciclemos las que ya tenemos.
(2) Seguir estudiando el impacto de
las carnes rojas –especialmente- y sus
derivados, en la salud y en la ecología planetaria.
Tomando en cuenta algunos o todos los criterios que se proponen desde este blog institucional y, sobretodo, desarrollando las canciones, lemas, juegos y actividades de aprendizaje que el equipo docente y directivo plantee con motivo de la consigna “Si en un mejor ambiente quiero vivir, mi consumo debo cuidar y reducir”, se espera fortalecer especialmente el respeto y cuidado del ambiente y el ejercicio consciente de deberes y derechos para seguir viviendo en una sociedad mejor, en un mundo ecológicamente viable.
Tomando en cuenta algunos o todos los criterios que se proponen desde este blog institucional y, sobretodo, desarrollando las canciones, lemas, juegos y actividades de aprendizaje que el equipo docente y directivo plantee con motivo de la consigna “Si en un mejor ambiente quiero vivir, mi consumo debo cuidar y reducir”, se espera fortalecer especialmente el respeto y cuidado del ambiente y el ejercicio consciente de deberes y derechos para seguir viviendo en una sociedad mejor, en un mundo ecológicamente viable.
En el próximo artículo veremos el rol
de las consignas dentro de la propuesta pedagógica del colegio; la ciudadanía
ambiental y los valores del Ideario como parte del concierto de iniciativas y
prácticas por mejorar la calidad de vida de un planeta ecológicamente
amenazado, así como el significado de la ecología como bandera para
contrarrestar el modo de producción depredador y destructivo que todavía
caracteriza al actual sistema económico internacional del que formamos parte.
Hasta la próxima y que sea
satisfactoria la implementación y práctica de la primera consigna del año.
Costa norte (Máncora-Piura), Callejón de Huaylas (Ancash) y Río Huallaga (Tarapoto-San Martín) |