jueves, 10 de noviembre de 2022

Del Samhain Celta al Halloween Anglosajón

En el artículo anterior, terminamos la reflexión dejando abiertas las preguntas: ¿Halloween y/o Día de la Canción Criolla? ¿Cómo es ahora y qué reflexiones se hacen al respecto, hoy, con los estudiantes y las familias? También les anunciamos que el Samhain de los celtas presenta componentes muy similares a los del Halloween actual de los países de habla inglesa y es considerado como su origen ancestral, así como las similitudes con el Día de los Muertos celebrado en México y en todo el orbe occidental, salvando distancias de forma y algo de fondo, también están presentes. En este artículo revisaremos las tradiciones ligadas a los muertos y a la muerte que realizan los países de occidente como parte de sus creencias y cosmovisión.  

Los celtas (700 a.C. – 400 d.C.)  fueron un pueblo prehistórico descollante en la forja del hierro como innovación que permitió a las antiguas tribus y clanes, mejorar la calidad de sus vidas por la mayor resistencia y versatilidad de los utensilios, herramientas y –por desgracia- armas, que pudieron fabricar con ese metal.

Tras las migraciones desde el África que poblaron la tierra gradualmente, los sapiens arribaron al Asia, primero, luego a Europa y, finalmente, a Oceanía y América durante el paleolítico y neolítico de la Edad de Piedra. Los grupos humanos que se asentaron en lo que hoy es Europa central y occidental son conocidos en la historia como los Celtas, protagonistas de la Edad de los Metales (1). Su influencia fue decisiva en la colonización de Gran Bretaña, Irlanda y Escocia. Llegaron a dominar el sur de la antigua Germania (Alemania), pero no pudieron radicarse en Grecia (donde atenienses y espartanos los frenaron a pesar de tomar Delfos por un breve periodo), ni en Italia (con etruscos y romanos oponiéndoles resistencia, tras el saqueo de Roma). No llegaron a asentarse en  territorios colindantes con el Mar Mediterráneo, aunque establecieron vínculos comerciales con toda la Europa prehistórica conocida. 

Los celtas no tuvieron un estado unificado ni mucho menos, pero su acervo cultural se mantiene hasta hoy. Fueron tribus guerreras dispersas en bandos y clanes que iban conquistando territorios hasta constituirse en los ancestros de los anglosajones, francos, ibéricos, eslavos y varios otros pueblos euroasiáticos. Son los tatarabuelos de la cultura occidental y los rasgos que unificaron su acervo cultural fueron: el lenguaje, la religión politeísta con los druidas como líderes, las manifestaciones artísticas y la manera de afrontar las guerras de expansión.

Los pueblos celtas coleccionaban las cabezas de sus enemigos vencidos, en la creencia que ahí se alojaba el alma de las personas. Esta “costumbre” guerrera daría lugar a la representación mediante calabazas de las cabezas de los vencidos, en el Samhain inicial y en el Halloween posterior. Con la luz de una vela en el interior y tallados los ojos y la boca, las calabazas semejaban cobrar “vida”.

 

El Samhain celta era un festival por el “fin del verano”, que hacía coincidir el paso de la cosecha al invierno, una especie de año nuevo agrícola prehistórico, con la apertura del umbral que separaba la vida real con el mundo fantasmagórico donde muertos, hadas, brujas, gnomos y demás seres mitológicos podían relacionarse con los miembros de las tribus célticas, entre el actual término de octubre e inicios de noviembre. Para que los espíritus que cruzaban libremente el umbral entre la vida y la muerte no se enojaran ni causaran destrozos, se les dejaba comida y bebida en las puertas de las casas, de ahí el pedido de caramelos y golosinas posterior. La National Geographic considera a los pueblos pre-célticos y establece el nacimiento del Samhain en el 1,200 a.C., es decir, hace más de 3,200 años.

Tras la dominación romana de todo el mundo antiguo (Europa, parte de Asia y norte de África), los celtas prevalecieron con sus costumbres y cultura, atrincherándose en Galicia (España), el norte de Francia y el Reino Unido e Irlanda. Tras la caída del Imperio Romano de Occidente, la Iglesia Católica establece el Día de Todos los Santos el primero de noviembre para contrarrestar la influencia pagana de los celtas. Paganos porque fueron politeístas y no creyentes en un solo Dios “verdadero”, como afirmaban los cristianos, judíos y musulmanes.  

La expansión del catolicismo y el surgimiento de iglesias cristianas protestantes, parece haber sido la razón por la cual recién en 1745 se organizó en Inglaterra, sus reinos y colonias, una gran celebración por el Día de todos los Difuntos o espíritus (“All hallow even”, que terminó siendo Halloween abreviado). Todos los santos, los difuntos, los muertos, las ánimas o espíritus y cuanta forma de conmemorar a los que se han ido antes que nosotros, quedaron ubicadas en el calendario entre el fin de octubre y los primeros días de noviembre. La mayor novedad que aportó el Halloween irlandés e inglés fue la implementación de disfraces alusivos a los seres mitológicos celtas que trasponían figuradamente, el umbral entre el “aquí” y el “más allá”.

 

Los ingleses del Reino Unido (UK), y en particular los irlandeses, por la fuerte migración a Nueva York a mediados del siglo XIX, fueron los abuelos –por así decirlo- de los norteamericanos. Llevaron a cuestas sus costumbres y tradiciones, Halloween entre ellas y esta celebración se popularizó a nivel mundial, especialmente en los países angloparlantes y en la Mancomunidad de Naciones (Commonwealth), que agrupa a las ex colonias del UK. Los disfraces son el matiz característico peculiar de estas fechas, siendo emblemática la de la bruja con su volátil escoba.

Los mexicanos también se disfrazan pero –a diferencia de los angloparlantes- el disfraz del esqueleto es el ícono de las celebraciones, que duran dos días, el 1 y 2 de noviembre. Las luces, los globos y las vestimentas de colores intensos y vistosos, las comidas y las procesiones, hacen de esta celebración mexicana una especie de carnaval festivo donde se mantiene vivos a los muertos por el solo hecho de recordarlos. No se abre ningún umbral, desde el cual los espíritus o seres míticos nos visiten. La tradición mexicana, de manera similar a la de toda Latinoamérica, parte de otras fuentes y tradiciones, de una cosmovisión diferente a la europea y norteamericana, como veremos en el próximo artículo.

 

                                                                                                                             Carlos Ureña Gayoso

                                                                                                                        Integrante de EDUCALTER

 

 

(1) Los celtas se asentaron en lo que actualmente corresponde a los territorios de Hungría, Suiza, Bélgica, Eslovaquia, Austria, República Checa, Liechtenstein y Luxemburgo. Desde esos territorios de Europa central se expandieron hacia la Galia (el norte de Francia) y Galicia (al norte de España). También influyeron en Anatolia (hoy Turquía) y en todas las tierras intermedias (las actuales Rumanía, Bulgaria, Serbia, Croacia, Kosovo, Montenegro, Eslovenia, Albania y Bosnia y Herzegovina).

 

Fuentes: Todo lo que hay en internet bajo el título de Celtas, Samhain, Edad de los Metales, Prehistoria, Edad Antigua. Se recomienda sumergirse en esa información. Es fascinante.

 

 

jueves, 3 de noviembre de 2022

Entre octubre y noviembre

Cuando se fundó el colegio y empezó sus actividades educativas, en ese lejano pero maravilloso año de 1984, el equipo docente y los promotores afrontaron un nuevo dilema cuando estaba por finalizar octubre. ¿Celebraríamos el Día de la Canción Criolla o Halloween, el día de las brujas y los muertos?

A todos los retos y planteamientos alternativos que habían sido la matriz del proyecto, optando finalmente por la solidaridad, la búsqueda de verdad, la libertad y la creatividad como actitudes que llevan a valores universales y propugnando la necesidad perentoria de cambios sociales para aportar a la creación de una sociedad más justa y una democracia participativa, se sumaban –en la vida escolar cotidiana-, exigencias y situaciones problemáticas que se debían absolver desde una mínima coherencia con el Ideario, tal como hemos revisado en los artículos anteriores, sobre los principios pedagógicos del Colegio La Casa de Cartón.

 

¿Que si el nintendo o el play station, que cuántas horas de tele, que si celebrar los cumpleaños en lugares privados caros o si hacer una celebración sencilla –para todos- en el colegio, que si Halloween o el criollismo? Aspectos relacionados con la vestimenta, la alimentación, los útiles escolares, los trapper kipper de ese entonces (una especie de super folders hermosos pero a los que no todos tenían acceso), y así un montón de cuestiones que se iban afrontando conforme surgían, que fueron ampliando los postulados del proyecto educativo a las diferentes áreas y consideraciones de la vida. 

El colegio nació como una alternativa a la educación tradicional y a los valores socio culturales de un sistema discriminador y anti democrático, cuya representatividad dejaba mucho que desear. Así que, desde los inicios, lo de Halloween y la influencia ideológica que suponía por parte de los países de habla inglesa (Estados Unidos, el Reino Unido, Irlanda y Canadá, especialmente) en el “American Way of Life” (estilo de vida norteamericano y/o de los países del hemisferio norte en general), fue revisado críticamente.

El colegio no promovió ni celebró dentro de sus instalaciones el Halloween, pero si alentó el gradual descubrimiento de la música criolla y diversas manifestaciones culturales de costa, sierra y selva que coadyuvaran a una mayor identificación con la “peruanidad” (1).   

Conforme el mundo se globalizó con las computadoras e internet, la pertenencia a la Humanidad se hizo cada vez más patente y ser ciudadanos del mundo o desarrollar ciudadanía ambiental pasó a constituirse un propósito bastante fundamentado en el colegio. El debate entre tipos de sociedades, que si socialista o neoliberal, fue quedando atrás con la certeza de que cualquier estructura social alternativa, necesariamente tendría que contemplar el respeto irrestricto a la Naturaleza mediante modos de producción saludables (no contaminantes y cuyos productos sean fácilmente biodegradables). No hay otra opción, ya que las alertas sobre el riesgo planetario y el daño irreparable al Medio Ambiente, dadas por científicos y organizaciones del más alto nivel de cualificación, así lo afirman contundentemente.

 

En ese nuevo escenario mundial y si ubicamos el primero de noviembre como el Día de los Muertos o de los Difuntos, para las sociedades occidentales con influencia cristiana de amplio espectro (no solo católica), entonces se hace más sencillo desdibujar los linderos y acoger como prácticas análogas aquellas que “celebran” tanto a los fallecidos, como mantienen vivos en el recuerdo a sus muertos, o asumen irreverentemente a la muerte con disfraces, fiestas y pedidos de golosinas casa por casa.

Los muertos y la muerte generaron curiosidad, misterio y fascinación desde el comienzo de los tiempos. Todos los pueblos, de todas las culturas y civilizaciones, han venerado a los muertos y vivido un respetuoso fervor por la muerte, estableciendo todo tipo de rituales y ceremonias para acallar los miedos que genera y generó desde las primeras largas caminatas que, partiendo de África -donde el sapiens apareció como especie-, poblaron el mundo.

Muchos de los rituales y ceremonias asociados a la muerte nos hacen ver que tanto los antiguos humanos como los actuales, elaboraron y mantienen creencias en una “vida en el más allá” o en la “otra vida”. Los entierros con vasijas, ornamentos, alimentos y hasta acompañantes (familias, guerreros o allegados enterrados vivos junto al fallecido), así lo evidencian.

La historia ha registrado las ocurrencias de los grandes imperios, civilizaciones, culturas y pueblos de la antigüedad gracias a la invención de la escritura. Pero resulta bastante farragoso adentrarse en explicaciones sobre pueblos de la prehistoria, justamente por no contar con relatos, si no, tan sólo, con monumentos, restos arqueológicos, tumbas o cementerios, así como vestigios culturales de corte artístico o utilitario (estatuas, pinturas, orfebrería, artesanía culinaria, tradiciones, mitos y leyendas y demás). Los celtas son uno de esos pueblos prehistóricos.

 

El Samhain de los celtas y de los ibéricos presenta componentes muy similares a los del Halloween actual y ancestral de los países de habla inglesa. Las similitudes con el Día de los Muertos celebrado en México y en todo el orbe occidental, salvando distancias de forma y algo de fondo, también están presentes. No se pierda la continuación de estas indagaciones históricas para redefinir si es posible empatar Halloween con el Día de los Muertos y evaluar en qué lugar queda la celebración de la música criolla. 

Mientras tanto, es oportuno irnos preguntando: ¿Halloween y/o Día de la Canción Criolla? ¿Cómo es ahora y qué reflexiones se hacen al respecto con los estudiantes y las familias?

 

 

                                                                                                                             Carlos Ureña Gayoso

                                                                                                                        Integrante de EDUCALTER

 

 

(1)  “Peruanidad” o “ser peruano” alude a una serie de aspectos históricos, geográficos, económicos y socio culturales que tendrían que definirnos y permitir identificarnos como miembros de un país. En artículos anteriores hemos revisado lo relativa y ambigua que puede ser la “peruanidad” y la urgente necesidad de seguir dotando de contenido a este concepto, dada la diversidad étnica y cultural que nos caracteriza.