Hemos visto que somos seres fundamentalmente
biológicos que, aun después de nacidos, requerimos de un tiempo para que
maduren varios órganos del cuerpo, la estructura ósea y todos los músculos para
poder desempeñarnos óptimamente en las diferentes áreas que nos toca vivir.
Pasamos por etapas de crecimiento y desarrollo que,
desde la Psicología Genética de Jean Piaget a la que se suman todos los aportes
de la Escuela Constructivista, implican partir de lo sensorio motriz para
empezar a desempeñarnos pre operacionalmente en la escuela inicial y primaria.
Luego, en la última etapa de la niñez, las operaciones concretas permiten
pasar, finalmente, al pensamiento lógico y operaciones abstractas en la
adolescencia. Este recorrido hace posible que el cuerpo, la mente y el espíritu
se expandan y afirmen para desplegar al máximo nuestra potencialidad como
personas.
La maduración orgánica corporal, la afinación de la
percepción mediante los sentidos, el empleo expansivo de los músculos y la
estructura ósea, el aprender a hablar denominando objetos, primero, para
expresar emociones, pautas socio culturales y pensamientos, después, hacen del
cuerpo humano el vehículo o herramienta básica. Nuestro cerebro regula y organiza pensamientos, emociones y sentimientos y acciones, permitiendo, sobre esa base, que se desarrollen la
cognición, la socialización, que se abra ante nosotros la cultura en todas sus
manifestaciones: artísticas, costumbristas, educativas, deportivas y laborales
o profesionales.
La percepción y el lenguaje dan soporte a la
cognición. El afecto y las relaciones humanas, sobre todo las familiares, brindan
los cimientos de la confianza y la seguridad personales, de la socialización y
del sentido de pertenencia. Ambos, afecto y cognición, socio-culturalmente
influidas mediante la educación pero afincadas en el cerebro, permiten a las y
los individuos aceptarse como son, valorarse y elaborar una representación de
sí mismos llamada “esquema corporal”. Sobre ese esquema la identidad y la
autoestima se configuran.
Las carencias y excesos interferirán o potenciarán
la calidad y nivel del resultado. Cuando los soportes suficientes existen en la
vida de las personas, los procesos fluyen de acuerdo a lo establecido en la
genética, en el ambiente que nos toque vivir y a las influencias socio
culturales y educativas.
En la infancia y la niñez estos elementos configuran
la personalidad y el ser de las personas tanto para dentro (sí mismo) como para
afuera (ser social). En la pubertad y adolescencia se revisan o reelaboran las
influencias y condicionamientos y quedan, más o menos establecidas, las
características de cada persona como integrantes de diferentes grupos.
Ejercitar el cuerpo sobre el que se estructuran
todos los procesos antedichos es una responsabilidad de las familias, de la
escuela y de cada persona como responsable de su propia salud integral.
Asumimos conscientemente nuestro desarrollo y nos ocupamos de lo que ingresa en
nuestro organismo y de mantenerlo en forma.
Mediante los ejercicios, sean parte o no de alguna
disciplina gimnástica, atlética o deportiva, nuestros cuerpos se mantendrán
ágiles, flexibles y aptos para desempeñar cualquier tarea, sea física, mental o
espiritual. El viejo eslogan griego de la “mente sana en cuerpo sano”, sigue
vigente. Con ejercicio, gimnasia, atletismo, yoga y meditación o deporte, no
solo desplegamos al máximo las facultades y destrezas corporales sino que
activamos positivamente nuestro cerebro con químicos naturales que optimizan su
desempeño. A su vez, estamos mejor dispuestos a practicar hábitos saludables,
actitudes positivas y a interiorizar una escala de valores o principios
espirituales que nos permitan dar sentido a la vida y a sentirnos bien con
nosotros mismos.
Se recomiendan rutinas diarias o inter diarias de
ejercitación. Se empieza con el calentamiento, luego se intensifica el
ejercicio al hacer la rutina con intensidad creciente, para terminar realizando
ejercicios de estiramiento. La rutina intensa puede tomar como referente la
calistenia (ejercicios físicos con el propio peso corporal, del tipo: planchas,
sentadillas, abdominales sin aparatos ni pesas). O pueden tomar ejercicios de
las diferentes disciplinas deportivas, que engloban a la gimnasia y al
atletismo. Sea que se fomenten en el colegio o que las y los estudiantes, al
igual que los familiares y docentes, tengan prácticas adicionales fuera del
horario escolar, se recomienda que no sean menos de tres veces a la semana.
En el caso de adultos, se considera
contraproducente e, incluso, riesgoso, el practicar alguna actividad física
intensa solo una vez por semana. Esos domingos de fulbito donde se juegan más
de dos o tres partidos seguidos, pueden ocasionar más daño que bien por el
esfuerzo súbito o por dejar contracturas o aumentar el riesgo de lesiones al no
hacerse el calentamiento antes y los estiramientos después.
A los adolescentes, jóvenes y adultos que han
entrenado algún deporte o actividad física con regularidad se les sugiere
mantener su práctica. Si alguna o alguno de nosotros lo ha dejado, se les
recomienda retomar los ejercicios de manera gradual pero constante: “sin prisa
pero sin pausa”, digamos, y no menos de tres veces a la semana. Para aquellas o
aquellos que no han tenido una rutina de ejercicios físicos, se les pide
encarecidamente que la inicien, muy suave y gradual y con alguien que les
explique en qué consiste una sesión de calentamiento para que, luego,
encuentren alguna rutina que les favorezca y guste. A todas y todos los
integrantes de la comunidad educativa de La Casa de Cartón: hagamos deporte,
gimnasia, yoga o atletismo.
Salir en bicicleta, nadar, cualquier juego con
raquetas, caminar rápido, el fulbito o el fútbol, el básquet o el vóley, las
carreras y demás, no solo benefician el buen estado corporal sino que, además,
permiten liberar tensiones, desahogar el estrés, equilibrar las emociones y
hasta encontrar algo de paz y serenidad. Todo un aporte a nuestra salud física
y mental.
Es lo más provechoso que podemos hacer para
mantenernos con energía y salud.
¡Vamos a ponernos en movimiento!
Carlos
Ureña
Integrante
de EDUCALTER
PD: Fuerte abrazo queridos lectores.
Felices fiestas de fin de año. Nos leemos en el 2024.