En el
artículo anterior, comentamos sobre la importancia de darnos cuenta de lo que
nos pasa, tomar consciencia de que las emociones y actitudes negativas se
expresan en el contexto de encierro que la cuarentena impone, pero que esas
expresiones son parte de nuestras características personales, solo que
exageradas. Se originaron antes y nos han acompañado largo tiempo, pero se
expresan con fuerza hoy debido al significativo cambio en nuestras costumbres y
labores que venimos experimentando.
También
vimos cómo al admitir el contexto mundial y nacional que se ha dado, podemos
ayudarnos a ceder y tolerar mejor nuestros estados de ánimo controversiales, a
acoger mejor la situación y dejar de sufrir por aquello que no está en nuestras
manos cambiar.
Hacer una lista
de todas aquellas cosas, lugares y –sobre todo- personas por las que estamos
agradecidos, facilitaría el volver a valorarlas y agradecer su presencia y el
hecho de que las tengamos a nuestro alcance. La totalidad de familias que
forman parte de la Comunidad Educativa del Colegio La Casa de Cartón tenemos
mucho más aspectos que agradecer, que asuntos por los cuales quejarnos o
lamentarnos.
En el
artículo de hoy, revisaremos cómo nos ayudan otros elementos que son fáciles de
aplicar en el día a día de la cuarentena. Veamos:
· Reducir
el tiempo que dedicamos para informamos sobre la pandemia y seleccionar sólo
fuentes autorizadas. No dar cabida y evitar memes o videos fatalistas y ultra
dramáticos, reduce el riesgo a tensionarnos inútilmente.
· Desarrollar
o afirmar la Autoestima y la capacidad de amar a través de la Solidaridad, del
compartir y del servicio a los demás. Hoy no nos sirve ninguno de los extremos
del ego: Ni el ego inflado de “hago lo que quiero, porque quiero y cómo me da
la gana”, saliendo o rompiendo las pautas preventivas, o convirtiendo la casa
en un cuartel donde todo el mundo hace lo que digo y de la manera en que a mí
me gusta. Tampoco es útil el ego desinflado del “pobrecito de mí”… y ahora
“¿qué va a ser de mí, aquí encerrado con miedo, angustia, desesperación y
asfixia’”. Tampoco sirve.
Una autoestima que equilibra en el
centro del Ser, lo bueno y lo por mejorar de mí mismo, tras el autoanálisis que
planteáramos en el artículo anterior y con los aportes de la familia (nuclear o
extensa) con la que paso estos días, es mucho más práctico y ayuda a resolver
las emociones o actitudes negativas que el ego inflado o desinflado.
Se trata de aceptarme como soy y
ponerme al servicio y cuidado de los demás. El asumir como norma de vida la
solidaridad con mi familia y con el mundo, el compartir momentos juntos, así
como el reservar espacios para mí mismo y para cada miembro del clan familiar,
el asumir las labores cotidianas (cocinar, lavar, limpiar, comprar u otras)
dándoles sentido dentro de la escala de valores en la que creo, disipan las
tensiones y nos ayudan a sentirnos coherentes, valiosos, dignos.
· El
vivir aquí y ahora y solo por hoy. Lo que pasa en este momento es lo único que
tenemos, es nuestro presente y si lo adoptamos como un obsequio o regalo de la
vida, puede aliviarnos de las incertidumbres del futuro.
· Hacer
ejercicio, yoga o meditación. Liberar energía contenida mediante ejercicios,
alivia la tensión o malestar corporal. El yoga y la meditación detienen la interminable
sucesión de pensamientos dramáticos y negativos que generan sufrimiento ante lo
incierto e inevitable; detienen a la mente pensadora y traen un poco de paz. Observar
al que piensa parece complicado al comienzo, pero si lo volvemos una práctica
diaria, se vuelve un placer y nos brinda enorme serenidad. Orar, para aquellos
que profesan alguna Fe, también sirve para liberarnos de lo “peor” de nosotros
mismos.
· Revisar
nuestra escala de valores: Muchos anhelamos cambios en la sociedad y en nosotros
que nos acerquen a la solidaridad, a la justicia social, a la comprensión
mutua, a la libertad de todos, a una democracia real y participativa, a la
búsqueda de la verdad y de la honestidad, a la creatividad en todas las áreas
de nuestra vida. El contexto en que estamos puede permitirnos el espacio y el
tiempo para volver a mirar viejos o actuales sueños o anhelos, ideales o
utopías, y buscar alternativas para hacerlos viables.
· Ver
lo positivo de la incertidumbre y lo irreversible: El Planeta Tierra ha
resultado el mayor beneficiado con la crisis sanitaria que nos agobia. Las
aves, los peces, los delfines corriendo olas en el Circuito de Playas de Lima,
así lo evidencian. El cielo se está limpiando de tanto humos de autos y
fábricas. Se ha vuelto a priorizar lo más importante: la vida, en vez de poner
en primer lugar al mercado y la producción. Sobre este tema tratará el próximo
artículo del blog del colegio.
· Conversar
con alguien de confianza sobre lo que sentimos y pensamos. Abrir nuestros corazones
se hace urgente e importante para manejar o intentar manejar las emociones que
pueden agobiarnos. Tener un cómplice en casa, volver a ser amiga o amigo de mi
pareja o empezar a serlo –si no se dio antes- con mis hijas o hijos, es
compartir lo íntimo sin miedo a mostrarme vulnerable. Esta crisis mundial y
nacional nos ha hecho ver a todos que somos absolutamente vulnerables, débiles
en más de un aspecto y que nuestro modo de vida se puede derrumbar en un
ratito. Pero igual, lo podemos afrontar, rindiéndonos ante las evidencias,
admitiendo nuestra impotencia y aceptándonos tal cuál somos para sacar fuerzas
de flaquezas y seguir delante de la mejor manera posible. De la mejor manera,
no de una forma perfecta porque no es dable la perfección en ningún ámbito ni
aspecto.
Como podemos notar, muchas de las
sugerencias y acciones propuestas para hacer frente al aislamiento por
cuarentena, se relacionan entre sí. Solo las hemos separado para presentarlas
en cierto orden. Si medito o libero energía con ejercicios y trato de estar
aquí y ahora, tendré una elevación del nivel de consciencia de mi mismo. Si soy
muy selectivo con las noticias (“sólo las de fuentes confiables”), comparto y
asumo mis responsabilidades caseras, obtendré mucha tranquilidad y paz
interior. En fin, es cuestión de adaptar aquellas ideas que me atraen para
practicarlas y ver si me funcionan.
· Buscar
ayuda profesional: Si nada de lo que venimos sugiriendo te funciona y se
mantienen las emociones o actitudes negativas, que te hacen daño y dañan a los
que viven contigo, por favor, busca ayuda profesional. La Universidad Ruíz de
Montoya (con un exalumno del colegio), la Sociedad Peruana de Psicoanálisis y
la Universidad Cayetano Heredia (con varias madres de nuestra familia escolar),
entre otras posibilidades, han dispuesto líneas de ayuda para encaminar los
aspectos negativos que puedan hacerse visibles durante esta época.
El Colegio La Casa de Cartón también atiende situaciones estresantes en las familias a través del Psicopedagógico. En el Facebook del colegio, Nancy brindó los canales para atenderlos. Por favor, llamar para coordinar cita previa.
Fuerte abrazo y hasta el próximo artículo
del blog. Cariños a todas y todos.