jueves, 1 de octubre de 2020

¿Cómo motivar hacia las ciencias a nuestras hijas e hijos?

A muchas chicas y chicos en edad escolar se les hacen difíciles las ciencias, en especial las matemáticas. Ahora que las circunstancias nos obligan a estar más en casa y que podemos contar con más tiempo para la familia, tenemos al alcance recursos muy fáciles de utilizar para motivarlos hacia los temas y métodos cienficos.

 


La curiosidad natural de las niñas y niños es el más maravilloso recurso con el que contamos, Solo hay que desplegarlo considerando los intereses y posibilidades de nuestros hijos e hijas y tomar en cuenta el rápido y fácil acceso a nuestra realidad inmediata: el hogar donde vivimos y el entorno alrededor de él.

 

El siguiente recurso tiene que ver con nosotros como deres de procesos de motivación y aprendizaje. Si puedo tomar esta actividad de promover las ciencias como un juego y me divierto hacndolo, todo va bien. Si me pico rápidamente, o me enterco y me sale el “regañón o el “autoritario, mejor le dejo a otro miembro de la familia la oportunidad de impulsar el gusto por la biología, la matemática, la química y la física; las ciencias naturales de antes y la ciencia y ambiente de ahora. De lo contrario, se corre el riesgo de aumentar el rechazo en lugar de influir positivamente.

  

También podemos reconocer que, de entrada, ya contamos con dos herramientas adicionales muy prácticas para inspirarlos en temas cienficos. Una: en el colegio les enseñan a trabajar por proyectos, a hacerse preguntas sobre aspectos que se observan en la realidad y que se quieren conocer más a fondo; a justificar la importancia de un tema, a plantear hipótesis que respondan a las preguntas formuladas, a ubicar objetivos de investigación, procedimientos y plazos. Y dos: conocemos a nuestras hijas e hijos y sabemos cuáles son sus temas preferidos y cuáles sus carencias, qué les gusta y qué no; ese aspecto que en el colegio llaman partir de los intereses, posibilidades y necesidades de los estudiantes, y que en casa lo vemos directamente cada día. Aprovechemos para dar una revisión al Ideario y a la propuesta educativa del Colegio La Casa de Cartón.

 

Tomando como punto de partida los criterios y herramientas que se vienen mencionando y asumiendo como un juego, alegre, divertido y lúdico, el promover en nuestros hijos e hijas mayor gusto por asuntos cienficos, podemos empezar con un recorrido turístico por el hogar, enfocándonos en las oportunidades de aprendizaje que ofrece.


Cualquier espacio de la casa sirve para mediciones de longitud y cálculos de áreas y volúmenes. Medir con centímetros y huinchas el tamaño de cosas y ambientes nos introduce al conteo y a operaciones cada vez más sofisticadas, dependiendo de la edad del aprendiz. Distinguir milímetros de centímetros y metros, para luego, si salimos en auto, medir kilómetros (¿Cuánto hay de distancia de aquí a la casa del o, del abuelo o del colegio?, por ejemplo). Empezamos con perímetros (medir contornos de los objetos o ambientes), para pasar a áreas o superficies (dos dimensiones: largo x ancho), hasta llegar a volúmenes (tres dimensiones: largo x ancho x altura o grosor). Podemos medir libros y cuadernos, muebles, camas y hasta los ambientes de la casa, tomando en cuenta una, dos o tres dimensiones (perímetro, área o volumen). Hasta las fichas de los juegos de mesa o salón tienen medidas y, al medirlas, lo hacemos más entretenido. También, podemos medir para hacer comparaciones matemáticas: la cama es 4 veces mayor que la mesa de noche, por ejemplo.

 

Con nuestras piernas podemos establecer un patrón de medida: ¿cuántos pasos hacen un metro? O medio metro si las piernas son todavía pequeñas. Y entramos casi sin darnos cuenta, a las fracciones: ¿cuál es la mitad de…? ¿ y la tercera parte? Etcétera. Con las pizzas (perdón a los de alimentación saludable) o los queques redondos o cuadrados que preparemos, podemos profundizar en las partes de algo (y seguimos con fracciones, que al toque nos llevan a decimales).


Asimismo, podemos entrar a geometría al empezar a distinguir formas: círculos, cuadrados, trngulos y ¿cómo medirlos? ¿Qué elementos tienen? Considerar los ángulos rectos en cualquier borde de muebles simétricos o esquinas de la casa, resulta muy vivible y sencillo de comprender. De allí a ángulos llanos (180°) o a ángulos giro (360°), a agudos (<s de 90°) y obtusos (>s de 90°), se va viendo conforme sean mayores.

 

En la cocina, por ejemplo, se plasma todo el tema de las temperaturas. Lo frío en la refrigeradora y lo caliente en el horno o en el fuego o calor de las hornillas. ¿Cómo se mide el calor o el frío? Con termómetros. Nos medimos la temperatura corporal y establecemos comparaciones con los grados requeridos para conservar alimentos y para congelarlos en la refri o los necesarios para cocer alimentos. El horno puede llegar a 360 grados centígrados de calor, quizás. ¿A qué temperatura estará el sol? Y proponer más ejemplos. Podemos pasar de ahí, a medir el clima (o mirar en los celulares o en la compu la temperatura del ambiente). ¿Por qué en invierno es más frío y en verano más cálido? Y así por el estilo, aplicar a todo cuerpo (el gato, el perro, el hámster), objeto o lugar las mediciones (o simplemente calcularlas si no podemos medirlas) o leer sobre ello.

 

El peso y la capacidad pueden surgir y ser comprendidos también en la cocina o en otro ambiente de la casa. Igual, podemos descubrir la utilidad e importancia del álgebra y de la trigonometría en diferentes ambientes de la casa. La biología a partir de los alimentos y sus nutrientes, así como la química y la física los encontramos en múltiples objetos y lugares de nuestros hogares. Revisaremos estos aspectos en la próxima entrega. No se la pierda.






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